Hay libros que marcan. Esa luz que no me habita, primera novela de la psicóloga, psicoterapeuta y sexóloga Montserrat Flores, es ese tipo de publicaciones que seduce desde el primer instante. Con el conocimiento de las profundidades humanas, sobre todo esos espacios donde habitan las mujeres, la autora traza una intensa travesía sobre la sexualidad, el sufrimiento, los silencios, la oscuridad, y también sobre el placer, la luz y la libertad. Esa lucha permanente por encontrar respuestas a la maldita falta de autonomía que arrastran tantas generaciones de mujeres.

Pero también descubrimos la salida del dolor, y aprendemos a conocer nuestros cuerpos y nuestros deseos. Este libro es la historia de las mujeres. La soledad que arrastran cuando no pueden escapar de vidas encadenadas. También es la historia de esos hombres que exploran una nueva masculinidad, que cuestionan la predominante cultura machista y que aman de verdad, respetando y caminando al lado de las mujeres. Son hombres necesarios a quienes les importa la felicidad y la vida de las mujeres.

ESCUCHAS el movimiento de muchas cadenas en este libro, cadenas que atan y también cadenas que deciden romperse. La esclavitud patriarcal, la soberbia, el poder, el dominio, la posesión sexual y el sometimiento de las mujeres. Poseer, gobernar, invisibilizar, humillar y castigar. Y como máxima expresión del poder, la violencia. Las agresiones machistas que van mermando el cuerpo de las mujeres. Las lesiones, las heridas que no cicatrizan, la muerte. El miedo, la impotencia, la parálisis, y la dependencia. Y no solo en los casos de violencia física, porque ante la violencia psicológica, que no deja huellas aparentes, las mujeres se van reduciendo como seres humanos y se van rompiendo, hasta quedar en casi nada.

Esa luz que no me habita nos habla de la vida y de la muerte, de la ceguera humana, de las luces que encendemos a lo largo de la vida y de las sombras que nos acompañan. Como bien escribió José Saramago en Ensayo sobre la ceguera, ayer veíamos, hoy no vemos, pero, mañana ¿veremos? El libro de Montse Flores se abre a la naturaleza humana, a los sentidos y a las infinitas partículas que componen los espacios íntimos de las mujeres. Porque somos mujeres habitadas. Por los siglos de los siglos.

*Periodista