La agricultura, la pesca y la ganadería española han sido durante los últimos 30 años los sectores peor tratados por el sistema bipartidista, causando la despoblación y el abandono de zonas rurales. El libre comercio es garante de prosperidad, competitividad, innovación y cooperación.

Los acuerdos rebajan las trabas burocráticas y los aranceles, abriendo mercados y diversificando las exportaciones y las economías. Para cerrar el círculo virtuoso tenemos que asegurarnos de que se garantice la igualdad de condiciones para todos, se haga un seguimiento exhaustivo del impacto sobre nuestra producción y se compense, pero sobre todo, se consigan acuerdos que garanticen legalmente la protección de nuestros productos con denominación de origen.

Esto incluye a nuestros cítricos. Para evitar la asfixia de los productores y fomentar una verdadera reciprocidad en las importaciones, cabría un control eficaz, que se activaran cláusulas de salvaguarda, se bloquearan entradas de productos infestados de plagas y se obligara a cumplir convenios internacionales.

Sin embargo, hasta ahora, la gestión de los gobiernos de PP y PSOE se ha basado en el abandono y en la mirada hacia otro lado.

En Cs seguiremos trabajando para que la competencia desleal desaparezca y se mantengan los estándares de producción conseguidos en beneficio de los consumidores y de los productores. Queremos las mismas reglas del juego. Ya dijimos no al tratado de Sudáfrica y diremos no a todo aquello que perjudique al medioambiente, a la igualdad y a la calidad de lo que comemos.

*Diputada de Cs por Castellón