Los municipios del interior de la Comunitat Valenciana, a pesar del crecimiento de población en el territorio, tienen un serio problema de despoblamiento. Esta situación se agudiza en Castellón, provincia a la que pertenecen más de la mitad de las poblaciones de la autonomía en las que la reducción del censo es permanente. Un total de 86 de sus 135 municipios cuentan con menos de 1.000 habitantes. Además, las comarcas del Alt Maestrat, Els Ports y el Alt Millars se encuentran en severo riesgo de despoblación, con municipios que presentan una densidad demográfica de menos de diez habitantes por kilómetro cuadrado.

Trabajar de forma conjunta para combatir el abandono de zonas rurales de la provincia es el primer objetivo común que se han marcado la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) y la Diputación de Castellón. Así quedó patente durante el primer encuentro con el recién elegido presidente del gobierno provincial, Josep Martí, y en presencia del presidente de la CEV, Salvador Navarro. Precisamente, Martí es alcalde de un municipio del interior, Suera, situado en la Serra d’Espadà y con 680 habitantes censados.

Éste es el primer paso: que la despoblación esté en la agenda política. Castellón es sede de la Dirección General de l’Agenda Valenciana Antidespoblament, órgano desde el que se tendrán que impulsar políticas transversales ante el reto demográfico y la lucha contra la pérdida de población y desde donde habrá que formular propuestas encaminadas a aumentar el nivel y la calidad de vida en el medio rural. Con ello estaremos contribuyendo a mejorar la vertebración social y territorial de nuestra Comunidad y desafiando los problemas de desempleo y despoblamiento que cada vez sufren más pueblos.

El pueblo no debe ser solo para el verano, pero para conseguirlo hay que poner medidas en marcha. El reto es difícil y está en el tejado de los diferentes gobiernos para que no vuelva a repetirse el fenómeno de éxodo rural de décadas pasadas, que dejó sin vida algunos municipios.

La riqueza cultural del interior de Castellón es innegable. Su naturaleza, historia y monumentos lo convierten en un potencial nicho de mercado para el sector turístico que, además, no contaría con el problema de la desestacionalización. Un atractivo más para TurismeComunitat Valenciana a la hora de vender el territorio y para las empresas del sector, a las que hay que apoyar e incentivar.

Es por tanto una tarea importante contribuir a que nuestras comarcas se estudien y se den a conocer de modo que un mayor número de personas pueda entender la riqueza de nuestro entorno, conocer nuestras tradiciones y disfrutar de la diversidad que reflejan las distintas etapas de su historia.

Las zonas rurales van normalmente asociadas a una menor renta, a un nivel de vida menor y también a menores oportunidades de desarrollo del tejido productivo. Es prioritario atraer empresas que inicien su actividad en los municipios con menor población. Desde la CEV hemos planteado la necesidad de impulsar sinergias que ayuden a crear actividad económica e industrial de ámbito rural y no sólo eso, sino que además de desarrollar estrategias de diversificación económica se impulsen medidas que mejoren la eficiencia del tejido productivo rural.

Crear puestos de empleo en el interior es crear futuro. Una vía importante para consolidar y aumentar la población de nuestros pueblos y también para su rejuvenecimiento. La creación de instrumentos financieros y de captación de fondos para el impulso de actividad económica, empresarial y comercial en zonas en riesgo demográfico están sobre la mesa. Sin embargo, este tipo de medidas deben estar apoyadas por una mejora de los servicios para los residentes, como centros educativos o sanitarios y también de mejores infraestructuras, con la adecuación de las carreteras comarcales y nuevas conexiones que permitan un tráfico fluido y seguro.

Fundamental, también, invertir en comunicaciones y acabar con la brecha digital. Sería más que conveniente ayudar a las pymes en este proceso, a través del desarrollo de herramientas de digitalización, del establecimiento de un plan de ayudas a la renovación tecnológica o de incentivos para la adopción de soluciones digitales que les permitan aumentar su competitividad.

Europa también debe mirar al interior. Resulta imprescindible para la reactivación de la economía en las zonas despobladas que esta problemática esté presente en políticas concretas para hacerle frente y que se les dote de fondos que permitan desarrollarlas.

El pasado mes de febrero, precisamente, el Pleno del Parlamento Europeo tenía en cuenta el reto demográfico y, por primera vez, la despoblación y el envejecimiento serán tenidos en cuenta a la hora de destinar los fondos de cohesión. Así, el 5% de los Fondos Europeos para el Desarrollo (Feder) en cada estado miembro se reservarán para dedicarlos a actuaciones necesarias en las zonas en crisis demográficas para el período 2021-2027. Lo que se estima en 13.500 millones.

Se trata de invertir en cohesión social y territorial, de poner en marcha proyectos con este objetivo y de implantar políticas que favorezcan el reequilibro territorial. Importante, tras este paso, es realizar una gestión eficiente y efectiva en la captación de ayudas. Pero, es más, será necesario abrir vías de financiación para que ningún municipio se quede sin poder acogerse a estos fondos por falta de recursos para asumir las futuras inversiones.

Como he dicho, la tarea necesita de la Administración, pero también de la implicación de todos los agentes sociales. Desde la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana estamos comprometidos con esta lucha que ha de ser entendida como la igualdad de oportunidades para los ciudadanos, independientemente de donde vivan; así como de los territorios a contribuir al crecimiento. No podemos ni debemos permitir que el interior de Castellón se convierta en un desierto demográfico.

*Presidente de CEV Castellón