Querido/a lector/a, he leído que Casado, el del PP, se propone apartar a Isabel Bonig, la de La Vall d’ Uixó, de la presidencia del PP del País Valencià. Incluso, se escribe, que cabe la posibilidad de que el relevo se imponga con urgencia antes de que, en el 2021, se celebre el Congreso ordinario del PP. Aunque sin sectarismo y sin escatimar ningún lado de la posible realidad, confieso que corre el rumor de que un resultado electoral altamente positivo aún la salvaría.

La cuestión es que a nadie que siga la política valenciana le puede extrañar. Es evidente que la Bonig arrastra tres bolas negras. La primera tiene que ver con la capacidad trituradora que tiene la condición humana en el seno de los partidos políticos: todo son desavenencias internas. La segunda señala directamente a sus características personales y a su perfil de acción política. Digo que ocupaba la conselleria básica de las infraestructuras pero sin brillar, o como dicen los clásicos, cuando ya no tenía financiación. Además, durante su mandato en el PP, la derecha política valenciana fue de mal en peor hasta perder instituciones, cargos públicos e ingresos. En última instancia se puede advertir, y lo dicen sus amigos, que su estilo político es antiguo, agresivo, de confrontación, impropio de una derecha moderna. No obstante, con esos números y perfil, en España, en el PP, hay muchos dirigentes que, a pesar de todo, salvarán la cabeza porque no tienen una tercera bola negra. Y es que, la Bonig, además de todo lo dicho, en el marco de un partido presidencialista como el PP, , donde cuenta más la fidelidad al jefe que el compromiso cívico, se le ocurrió apoyar a la otra, a la que perdió, a Soraya. Así es que, el tiempo dirá.

*Analista político