La semana pasada, en este mismo periódico, se publicaba un reportaje en el que se ponía en valor las acciones de proximidad que se están llevando a cabo en l’Alcora, situando a nuestro pueblo como referente en atención vecinal.

Las acciones citadas en cuestión fueron, entre otras, la apertura de puertas del Ayuntamiento a la ciudadanía los jueves por la tarde para facilitar el contacto directo con los vecinos. Además, se ponía como el ejemplo el despatx al carrer, iniciativa con la que trasladamos el despacho a la calle también para propiciar el encuentro con los ciudadanos y ver in situ las cuestiones que nos trasladan.

Otra de las acciones referidas fue los presupuestos participativos, que hemos recuperado con la finalidad de que los vecinos decidan y participen de forma directa en las cuentas municipales del 2020. Hay que reconocer que no estamos inventando nada, es más, este tipo de iniciativas deberían ser más habituales, especialmente en la política municipal. Creo que no merecemos ningún reconocimiento por impulsar estas acciones de proximidad y participación, reitero que deberían ser lo normal. Pero también puedo asegurar que no merecemos las falsas acusaciones que nos lanza la oposición, tildándonos casi de caciques y censuradores por el simple hecho de defender el cumplimiento del reglamento municipal.

Nunca hemos negado y nunca negaremos el debate, ni en los plenos ni en ningún otro foro, al contrario. Lo único que hemos hecho es aplicar lo que dice el ROM en el turno de ruegos y preguntas, como hacen en la inmensa mayoría de ayuntamientos. Como su propio nombre indica, ese apartado del pleno está destinado a la realización de ruegos y preguntas. Luego está todo el resto para debatir, bien sobre los temas que figuran en el orden del día o sobre los que consideren oportunos, a través de las mociones, que pueden presentar por los mecanismos habituales o por urgencia. Más facilidades, imposible. Por ejemplo, en el último pleno presentaron diversas mociones por urgencia, y aunque esta fuera cuestionable, aprobamos que así fuera, precisamente para favorecer el debate.

Todo no vale. Utilizar esto para decir que censuramos a la oposición me parece, francamente, lamentable. El cumplimiento de la normativa no degrada la democracia, la demagogia sí.

*Alcalde de l’Alcora