El 4 de marzo se renovó la junta directiva de Coasveca. Una treintena de asociaciones estaban llamadas para, entre otros puntos del orden del día, renovar los cargos de la junta directiva de la Federación Provincial de Asociaciones Vecinos de Castellón que llevará el rumbo en los próximos cuatro años.

Quisiera agradecer, no solo la confianza depositada en mí por la mayoría de los asistentes para dirigir de nuevo la federación los próximos años, sino destacar el gran compromiso y trabajo de la gente que me acompañará y me está acompañando durante estos años en este camino. Gente comprometida con sus asociaciones, con sus barrios, con su ciudad, con su provincia. Compromiso con aquellos vecinos que te miran a los ojos y te dicen: ¡Ayúdame, confío en vosotros!

Asociaciones que, amparadas en al artículo 22 de nuestra Constitución Española de 1978 que «reconoce el derecho de asociación», continuaremos en la lucha.

Yo tengo claro que pasará el tiempo y los que, sin ninguna duda, estarán defendiendo los intereses de los vecinos de Castellón son los representantes vecinales.

Estar con los vecinos es estar día a día con ellos conociendo de primera mano y mirándoles a los ojos y, viendo en algunos casos, los ojos humedecidos de alguna lágrima que se les escapa y pidiéndote que les ayudes.

Estar con los vecinos es cogerles el teléfono a cualquier hora del día y solucionarles un problema. Estar con los vecinos es arremangarse, bajar al barro y ayudar a tu vecino/a a sacar el agua que ha entrado en su casa a consecuencia de la subida del Barranco del Sol, por ejemplo. O ayudarles a hacer un trámite que no saben cómo obtener ni tan siquiera cómo presentarlo.

Son tantos y tantos los vecinos a los que, con poco, con solo escucharles y hacerles caso, se conforman y les haces felices.

Eso sí es estar con los vecinos y lidiar con sus adversidades. Y así es la gente que me acompañará en estos próximos cuatro años. Gente comprometida.

En los momentos que estamos atravesando, recomiendo una catarsis a nivel personal. Evocar el de dónde vengo y con los pies en el suelo rescatar las fórmulas para abatir el morlaco que nos embiste.

Los miembros de mi junta son miembros en los que me reflejo. Miembros con valores y miembros que me recuerdan de dónde yo vengo.

De donde yo vengo, todo requiere un esfuerzo, nada es fácil, pero posiblemente sea el único lugar del mundo donde tu vecino siempre te dará duros a cuatro pesetas y nunca las llaves de su casa, porque su puerta no estará cerrada cuando necesites entrar. Las penas son menos con vecinos que con pan y el éxito de uno es el triunfo de todos.

Tercer hijo de una familia humilde, conseguí acceder a estudios universitarios gracias al plan de becas del gobierno del momento y al esfuerzo de mi familia (especialmente, mis padres y hermanos, a los que nunca podré pagar tantas lágrimas, risas y, sobre todo, entrega desinteresada) y finalizarlos gracias a la oferta de trabajo de una empresa de vecinos. Reconozco que saber que nos examinábamos de lengua el martes o habíamos sacado un 7 consiguió que nunca me sintiera solo en la lucha contra el cansancio o el desánimo puntual.

Cuento todo esto para contextualizar mi afirmación de que la gente normal, el pueblo, no necesitamos de alquimistas del infortunio, que intentan transformar la indignación y esperanzas de la gente en votos, porque hace mucho tiempo que sabemos lo que debemos y no podemos hacer y viceversa.

Nosotros no entendemos de políticos, entendemos de personas y, sobre todo, vecinos, y os puedo asegurar que estamos más que preparados para afrontar cualquier verdad sin paliativos ni mentiras a medias, unidos y no enfrentados, todos a una sabiendo que independientente del que se examine, vamos a sacar un diez, pero sin trampas.

Continuaremos reivindicando opciones justas para nuestros vecinos. Con trabajo. Con esfuerzo. Quitando horas a las familias sin ninguna contraprestación, pero sí con la satisfacción de que si las cosas que se piden salen adelante es un logro de todos.

Somos conscientes que para sobrevivir y para mejorar nuestras asociaciones y con ello nuestros barrios y vecinos, necesitamos coger el tren de la tecnología. Tren que pasa por adecuarse a la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre de Protección de Datos y Garantía de Derechos Digitales y darle seguridad a los datos. Cumplir con la Ley 19/2013, de 9 de diciembre de Transparencia, acceso a los datos públicos y buen gobierno.

Cumplir también con nuestras obligaciones y como indica el artículo 14 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, «las personas jurídicas estarán obligados a relacionarse con la administración por medios electrónicos», y como tales, debemos hacerlo.

Como veis, con gente tan comprometida como los miembros de Coasveca, es difícil decir no a conducir esta máquina.

*Presidente Federación Coordinadora

Entidades Ciudadanas de Castellón