Australia ardía, recuérdenlo. Así empezó el 2020, con impresionantes incendios forestales en la isla continente. Parecía que ya teníamos la gran catástrofe de este año. Pero no.

El 27-03-2020, con cientos de miles de infectados y miles de muertos por todo el mundo, el ministro de finanzas de los Países Bajos acusa a Italia y España de no prevenir la catástrofe del coronavirus. Silencia que su país quiere exportar enfermos a Bélgica. Se calla que los países del centro de Europa salieron beneficiados de una crisis donde colaboraron, con su inacción, con los fondos buitre que saquearon la deuda soberana de sus socios del sur.

El primer ministro de Portugal, el socialista Antonio Costa, le puso en su sitio calificando las declaraciones de repugnantes.

Es la propagación del coronavirus por Europa contra la narrativa. Esa forma de entender la política tan sólo como un juego de imaginaciones donde lo único importante es trazar una línea de discurso exitoso. En este caso la de que los perezosos habitantes mediterráneos no se tomaron en serio la amenaza y ahora vienen a lloriquear a los laboriosos europeos, los de verdad, condición que nos adjudicaron pero nunca se creyeron salvo para desindustrializarnos.

Ya es hora de defender nuestra dignidad y soberanía. En el origen de la pandemia, la clave, siento contradecir a algunos, no es Pedro Sánchez, ni Pablo Iglesias, ni las feministas, ni siquiera los turistas chinos. Quienes trajeron y extendieron el virus por Europa fueron los centros financieros, encontrándose éstos en Berlín, Zurich y Londres, incluso en sus propios directivos que viajaban a China, estaban expandiendo el virus.

Que la única pandemia que suframos sea la vírica, no la de la desinformación. ¡Bravo Sr. Costa!

*Secretaría Área de Políticas Sociales y LGTBI PSPV-PSOE Castellón