Seat anunció ayer la inversión de 5.000 millones de euros entre este año y el 2025 destinados a proyectos de I+D para el desarrollo de nuevos vehículos en su centro técnico, especialmente eléctricos, y a la renovación de equipos e instalaciones en las plantas de Martorell, Zona Franca y El Prat de Llobregat. El anuncio de Seat adquiere más relevancia si tenemos en cuenta el contexto en que se produce: a solo unas semanas de la comunicación del cierre de las tres fábricas de Nissan en Cataluña y con el hundimiento del 41% en la producción de Ford Almussafes; en un momento de crisis económica y social provocada por la pandemia del coronavirus, y en plena reconversión del sector del automóvil por dos razones, por la brutal caída de ventas durante el confinamiento y por la necesaria transición que debe abordar para abandonar progresivamente los vehículos de gasolina y diésel para pasar a las soluciones híbridas y, en definitiva, al coche eléctrico.

El presidente interino de la marca del grupo Volkswagen, Carsten Isensee, sucesor provisional de Luca di Meo, que fichó por Renault tras un excelente trabajo en Seat, pidió la ayuda de las Administraciones Públicas, tanto del Gobierno central como del autonómico, para hacer posible que el mercado del coche eléctrico crezca y haga posible su producción en Martorell. Y para ello es imprescindible que se invierta más en infraestructuras para la recarga de los vehículos -una de las razones que frena la compra de los coches eléctricos porque los puntos de recarga son aún escasos- y en energías renovables. Pidió también incentivos para la venta de este tipo de vehículos, con un precio elevado hasta ahora para muchos potenciales compradores.

Como la mayoría de los países europeos, el Gobierno español ha lanzado un plan de ayuda al sector automovilístico que alcanza la inversión de 3.750 millones de euros en tres años, de los que 350 millones van destinados al impulso del mercado. El presidente de Seat se mostró de acuerdo con el plan, que «va en la dirección correcta porque beneficiará a toda la cadena de valor», pero pidió más incentivos, como los ya mencionados.

Con todos estos anuncios, y el ya confirmado de la fabricación del modelo Cupra Formentor en la planta de Martorell, Seat asegura la continuidad de la fábrica catalana y los puestos de trabajo, una decisión trascendental en tiempos de incertidumbre en el sector. A la tranquilidad no ha contribuido tampoco la reafirmada voluntad de algunos ayuntamientos de seguir añadiendo trabas al tráfico urbano de vehículos: una disyuntiva que precisamente la progresiva adopción de tecnologías no contaminantes debería conciliar.

El sector del automóvil es fundamental por su aportación al PIB y por la cantidad de puestos de trabajo que crea, entre directos e indirectos. La presencia del coche debe ser perfectamente compatible con la idea de que las ciudades promocionen otros medios de desplazamiento de los ciudadanos, a pie, en transporte público -que dista mucho de ser satisfactorio-, bicicleta, patinete u otros vehículos no contaminantes.