Querido /a lector/a, un amigo me manda un WhatsApp en el que me dice que el director del periódico francés Libération ( libé ), Laurent Joffrin , se lanza a la política para intentar refundar la izquierda y su discurso político. Noticia que no me extraña, pero me parece de difícil realización.

No me extraña, decía, porque sea quien sea el director del periódico Libération , del periódico parisino que fue fundado por Jean Paul Sarte en 1973 al calor del Mayo del 68 y que, dicho sea de paso, cogió el nombre del periódico clandestino de la Resistencia antinazi, tiene que ser un reconocido intelectual comprometido con la causa de la justicia social que, en estos momentos, debe de estar sufriendo al ver que la Francia republicana, la de la libertad, igualdad y fraternidad, tiene como primer partido el de Marine Le Pen y la presidencia de la república y el gobierno en manos de un Macron que solo responde ante los patronos de la banca y de ciertos medios de comunicación.

Pero, peor aún, lo que se supone la alternativa, la izquierda, es una pléyade de partidos, sin mucha fuerza y con una ley electora que en segunda vuelta les da el papel de comparsas. Así es que no me extraña la decisión de Joffrin pero no es tarea fácil porque la política, y en eso la izquierda no es diferente, está llena de egoísmos, personalísimos, agravios históricos, verdades inmutables... que a veces son muros insalvables que la hacen poco fecunda. En todo caso, bienvenidos sean quienes propicien espacios de encuentro y debate en la izquierda que ayuden a hacerla socialmente útil y, en consecuencia, sirvan para recuperar el papel de la política e introducir propuestas de igualdad. A todos nos vendría bien porque es difícil construir una UE con su auténtica identidad, la de la solidaridad, sin izquierda de referencia en Francia y en Alemania. Más o menos. H

*Analista político