Querido/a lector/a, escuchando al presidente Pedro Sánchez en la rueda de prensa final de la reciente reunión de la Unión Europea, sus palabras sobre el acuerdo me recordaron aquella canción del maestro Serrat que dice algo así como : «Hoy puede ser un gran día, recíbelo como si fuera fiesta de guardar y aprovéchalo». Recuerdo, este, que surge porque en la rueda de prensa, Sánchez dice, tal vez por la alegría y la bonanza del acuerdo, que hoy es un gran día para España y para la supervivencia de la UE.

Un gran día para España. Claro que sí. Pero intentando ser realista he de advertir que no para todos. Solo para quienes como Sánchez y el Gobierno argumentaban que como el drama que ha provocado el covid-19 es de todos y no tiene origen en la mala gestión de nadie, parte de los fondos de reconstrucción (como así ha sido) debían ser a fondo perdido (sin devolución) y , además, repartidos según la dimensión del problema que ha sufrido cada país y sin imposiciones de recortes extras y austericidas en el gasto social, los salarios, el mercado laboral, las pensiones... (como se hizo en la crisis del 2008). Un gran día, también, para la supervivencia de la UE, porque esta decisión con dosis de preocupación y ayuda para sus miembros, se acerca a la concepción de una UE más democrática, más social, más solidaria y más europea, la que tiene razón de ser porque es la que necesitamos.

No obstante, y a pesar de ser un gran día, he dicho que no para todos porque no han ganado las posiciones que, junto con Holanda, defendía la cúpula del PP. Nuestra derecha, más preocupada por el poder que por el bienestar de los ciudadanos, apostaba por un antipatriota «cuanto peor mejor», por una imposición de penalidades y sacrificios que debilitaran la credibilidad y la fuerza electoral del gobierno. Más o menos. H

*Analista político