Uno de los grandes retos que afrontamos en 2015, cuando llegamos al Gobierno municipal de Castelló, era dotar a la ciudad de un Plan General que restituyera la legalidad urbanística tras la anulación en los tribunales del anterior planeamiento en 2008, bajo el mandato del Partido Popular. Hoy podemos decir con gran satisfacción que estamos mucho más cerca de materializar uno de los hitos más importantes de la política municipal y una de las herramientas más transformadoras de nuestra ciudad.

Castelló está de enhorabuena. Esta semana el Ayuntamiento ha recibido la declaración ambiental favorable al Plan General Estructural por parte de la Conselleria de Transición Ecológica, lo que supone un avance fundamental hacia la aprobación de la nueva ordenación urbana de la ciudad. El concejal de Urbanismo y artífice del Plan General, Rafa Simó , lo describía de una forma muy gráfica: si la tramitación fuera el Tour de Francia, esto sería como haber pasado por el Tourmalet o el Alpe d’Huez.

Pero más allá de la complejidad técnica, quiero poner en valor la trascendencia del Plan General para Castelló. La nueva ordenación proyecta una ciudad más verde, más inclusiva y más amable. Plantea un uso racional y sostenible del suelo, y está pensada para mejorar la calidad de vida de las personas y cohesionar la ciudad. Este nuevo urbanismo rompe con el viejo modelo especulador equilibrando el crecimiento y proyectando una infraestructura verde que recupera el valor ambiental de nuestro entorno. Atiende así las necesidades de crecimiento, sin renunciar a la protección ambiental del territorio.

En definitiva, nuestro Plan General proyecta una ciudad para las personas. Parece un planteamiento obvio, pero no lo es. Tengamos en cuenta que el desarrollo de Castelló, como el de otras tantas ciudades, se dio en contextos en los que se priorizaba la actividad productiva por encima de cualquier otra consideración. Esto se traducía en ciudades diseñadas para el vehículo privado y que, por lo general, excluían a viandantes, mujeres y niños.

El Plan General de Castelló genera un nuevo modelo de ciudad pensada para los peatones, y en el que la bici y el transporte público cobran protagonismo. Además, incorpora por primera vez la perspectiva de género para que la calle deje de ser un medio hostil para las mujeres, y contempla las condiciones necesarias para las actividades relacionadas con los cuidados, porque desplazarse en silla de ruedas o con un carrito de bebé no debería ser un suplicio.

Así, no solo avanzamos hacia una ciudad más sostenible, sino también hacia una ciudad que propicia la igualdad de oportunidades. No olvidemos que el desarrollo vital de las personas viene también condicionado por la movilidad y, por tanto, por el acceso a los recursos y servicios. Pensemos en los jóvenes que no pueden permitirse un vehículo privado para ir a la universidad o en personas mayores o con movilidad reducida.

El Plan General, además, constituye una herramienta única para la recuperación económica de la localidad, al generar la necesaria seguridad jurídica para atraer inversión a la ciudad.

Un sinfín de argumentos para reiterar que, en definitiva, Castelló está en estos momentos de enhorabuena. H

*Alcaldesa de Castelló