El pasado 14 de marzo el PSOE decretó el estado de alarma. Y España bajó la persiana. La pandemia obligaba a tomar medidas y a seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias. Ellos, los profesionales, a los que nos acostumbramos a aplaudir cada día a las 20.00 horas, no pedían ser héroes, solo querían que se les escuchara.

En Burriana, el 23 de marzo, los facultativos de Medicina Interna del Hospital La Plana lanzaron una llamada de alerta. Ellos, los que estuvieron en primera línea de batalla desde el minuto cero, con recursos y plantillas limitados, lanzaron un SOS ante el brote explosivo que se estaba registrando en Burriana.

«Consideramos una prioridad absoluta en el momento actual el proceder al aislamiento completo de la localidad de Burriana incluyendo desplazamientos por motivos laborales. Pensamos que la omisión de tales medidas a la mayor brevedad va a traer funestas consecuencias tanto para los pacientes como para el personal sanitario».

Y la alerta se omitió. El presidente del Consell, Ximo Puig , y su consellera de Sanidad, Ana Barceló , no solo ignoraron la llamada de socorro. Se implicaron en desmentir la alerta y tacharon de bulo las informaciones que circulaban advirtiendo del citado brote en la localidad.

Y las consecuencias funestas que alertaban los sanitarios se cumplieron. Burriana ha registrado, según las cifras oficiales, 40 víctimas de esta pandemia. Cifras que habrán de ser cotejadas con el número de enterramientos que se han registrado en el cementerio. Datos que el PSOE todavía no nos ha facilitado.

Las familias de Burriana que han perdido a un ser querido siguen haciéndose preguntas. ¿Por qué quien pudo contener los contagios no lo hizo? ¿Por qué el PSOE ignoró a los médicos? A día de hoy solo sabemos que la alcaldesa de Burriana no va a pedir responsabilidades.

Descansen en paz. H

*Portavoz del PP de Burriana