Le tengo un especial afecto al valenciano, porque además de ser la lengua de mi tierra era la de mis padres y la primera que yo hablé, desde niño. Dentro de su amplio vocabulario, hay palabras que me seducen en particular porque, curiosamente, no tienen una traducción directa al castellano y, por ello, resultan en modo especial privativas.

Sea la primera de ellas «empomar», es decir, coger con las manos un objeto lanzado al aire. Para referir esa acción en la lengua de Cervantes , tenemos que hacer una perífrasis como la que acabo de llevar a cabo para explicar su significado. La segunda es «lletraferit» locución que se empleó mucho para calificar al escritor Pascual Tirado , autor del mítico relato de Tombatossals . La traducción literal vendría a ser «letraherido». Pero en verdad, hace referencia a un escritor de poesía o narrativa, muy vocacional. También a un enamorado de la lectura, o a un erudito que ha llenado muchos folios con sus textos.

Esta tercera me complace mucho, aunque su acepción es totalmente contraria a agrado. Se trata de «desfici» y es sin duda un vocablo polisémico que viene a expresar nerviosismo, impaciencia, excitación, desasosiego, exacerbación… y un largo etc. de sinónimos. Aunque en zonas de habla valenciana se ha castellanizado «desficioso» la RAE no la incluye en su diccionario. El «desfici» vernáculo tiene un significado muy genuino que en nuestra habla entendemos muy bien y que resume en uno solo todos los sinónimos referidos atrás y muchos otros que podrían añadirse.

La cuarta me resulta especialmente divertida: «coent». Creo que traducirla al castellano por cutre, hortera, ridículo, estrafalario, macarra, zafio o ramplón es dejarla muy corta de significado, porque le quita el carácter «guindillero» insensato que tiene la expresión vernácula. H

*Cronista oficial de Castelló