CARTA AL DIRECTOR

Durante la pandemia se están presentando proyectos de ley sin escucha ni diálogo público. Hago un reclamo porque no es éticamente aceptable que un gobierno aproveche una situación de vulnerabilidad para tomar medidas socioeconómicas partidistas. En concreto, me refiero a la ley de la Eutanasia. Ningún estado puede decidir sobre la vida de una persona. En un futuro, nuestros mayores, quizá seamos nosotros mismos, por el simple hecho de cumplir edad y perder facultades serán susceptibles de ser un estorbo en la sociedad. Se ha constatado en países con eutanasia y suicidio asistido legalizados, como Holanda, que los enfermos no van a los hospitales por miedo a que les apliquen la inyección letal. Para ellos, la vida no es una obligación. Esto conlleva que la persona deja de enfrentarse al sufrimiento y elimina esa madurez y resistencia que nos da frente a las dificultades. Habría que considerar si los políticos indirectamente no están creando una sociedad débil y egoísta. H

Cristina Casals