CARTA AL DIRECTOR

No me negarán que la fiesta que se montan los americanos para proclamar al nuevo presidente es un show de dimensiones siderales tanto por el propio espectáculo como por la extraordinaria difusión de un evento que ha sido retransmitido en vivo y en directo en todas partes. El mundo ha respirado aliviado con la designación de Joe Biden , más por lo que significa del cambio de rumbo de la política de un país que marchaba a la deriva y cuya influencia es enorme en todo el mundo, que por las capacidades que se les supone a un nuevo mandatario que ahora tiene que demostrarlas. La rocambolesca salida de Trump y la llegada del nuevo inquilino han llenado de titulares los medios a escala planetaria, tanto por lo que significaban de preocupación las actitudes del primero como por la esperanza depositada en el segundo, que ahora tiene por delante el reto de recuperar la credibilidad y la confianza en los valores democráticos, no solo para restablecer el caos político de Estados Unidos si no también por los efectos de sus vaivenes en el resto del mundo. Bienvenidos sean el nuevo presidente y la vicepresidenta, de los que se espera mucho, a quienes hay que desearles eficacia y éxito en su gestión por el bien de todos. H

Enrique Stuyck