Bien es sabido que el cerebro es el órgano más complejo del ser humano, pero a medida que avanzan los años, la psicología y la neurobiología van entendiendo mejor su funcionamiento, ayudando así a conocer la mecánica que subyace a algunas enfermedades mentales.

No obstante, a pesar del notable avance, aún quedan muchas incógnitas por despejar, pues sigue sin saberse por qué ciertas enfermedades mentales aparecen en unas personas sí y en otras no. Dentro de todo aquello, que aún desconocemos, se encuentran varios trastornos psicológicos de los denominados raros. Qué duda cabe que para cada uno su desorden es único, pero hay algunos verdaderamente extraños.

Un ejemplo de esto es el de Florencia en 1817. Es un trastorno caracterizado por taquicardia, mareos y confusión, que se da cuando hay sobredosis de belleza. Otro es el , excentricidad en la cual el sujeto cree que su pareja o un familiar, ha sido reemplazado por un impostor de apariencia idéntica. El síndrome opuesto es el de la persona cree que está muerta o que no existe, lo que genera aislamiento, falta de cuidado y distanciamiento. En la un mal funcionamiento del centro visual lleva a perder la conciencia de la derecha o de la izquierda. Así, a la hora de comer, comen sólo la mitad del plato o se anudan sólo uno de los zapatos. Por último, en el Síndrome de la Tourette , se combinan varios tics motores, sobre todo faciales, junto con coprolalia (gritar obscenidades) y ecolalia (repetir lo que los demás dicen).

En definitiva, el cerebro conforma la vida a veces de una manera inesperada e irracional y disparatada otras. H

*Psicólogo clínico

( www.carloshidalgo.es )