Mis amigos Luis , Lola , Ramón , Maruja , Dani , Álvaro , Carmen y un sinfín de hosteleros están pechando con la parte más dura, más amarga, más desesperante y más ruinosa de la pandemia. Cierto es que, desde la mal llamada gripe española, que hace 100 años asoló el mundo, la humanidad no había tenido que enfrentarse a una crisis sanitaria de consecuencias tan negativas para la salud de las personas y la economía. Cierto es también que la mortalidad del coronavirus, de momento, es sensiblemente inferior a la citada epidemia, sin obviar que cada día mueren centenares de españoles. Y no es menos cierto que nos llevaría al equívoco manejar parámetros de 1918 en la pretensión de hacer paralelismos con la situación actual. Pero sí es menester, apoyados en la fortaleza de los mecanismos de la desarrollada sociedad en la que vivimos, reclamar la mejor de las gestiones exigible a la cuarta potencia de la UE.

El grito unánime del sector de la hostelería, pilar básico de la economía nacional y, de forma especial, de la Comunitat Valenciana, debe ser el grito del conjunto de la ciudadanía. Ya dejaron de colar la propaganda y el humo de pajas. Urge el capitán que dirija este barco llamado España en el que cada autonomía va a la suya después de pedir al Gobierno medidas que no acepta, enfrascado en ciertas estrategias. Los hosteleros, al igual que otros autónomos y pymes, necesitan ayudas económicas directas en función de su facturación, nuevas líneas de avales ICO para liquidez que ahora mismo están agotadas y mayores facilidades para el pago de impuestos. Señor Sánchez , coja el timón de una puñetera vez y establezca el rumbo de sus colegas europeos. H

*Periodista y escritor