Querido/a lector/a, confieso que siempre fui muy partidario de las políticas y de las formas de hacer política de Miquel Iceta , el actual ministro de Política Territorial. Aunque, por lo que he leído, parece que no soy el único que piensa así: Puigdemont decía que, a pesar de que era un tipo detestado por los nacionalistas catalanes, era el único que, con sus argumentos, le podía hacer cambiar de idea. Incluso, Mariano Rajoy , por citar otro ejemplo del banco contrario, le pidió a Soraya Saénz de Santamaría que le organizará una reunión con él porque le parecía un político muy capaz y con mucha dignidad. Pero, para que quede constancia de que mi consideración no responde a una simple impresión, señalaré que Iceta es quien asumió la tarea de aguantar al PSC cuando en el proceso independentista una parte de sus líderes y de sus afiliados lo abandonaron o no quisieron asumir responsabilidades.

Es el dirigente político que cuando surgieron problemas en el PSOE que le costaron la secretaria a Pedro Sánchez , no entró en ninguna maniobra y se dedicó a respetar la voluntad soberana y democrática de la afiliación, a la dirección saliente y entrante (que siempre fue Sánchez), para no crearle ni un problema más ni al PSOE ni al PSC.

En definitiva, y eso es lo mejor, es el que día a día y en medio de las dificultades de Cataluña, ha defendido con acreditada solvencia e inteligencia el alma del PSC en el Parlament. Me refiero a esa política que habla de solucionar siempre y como prioridad los problemas de los ciudadanos, reconocer el hecho diferencial con plenos poderes de autogobierno en el marco de la unidad de España y la Constitución y, desde el diálogo, avanzar hacia una España federal. H

*Analista político