Desde aquel 31 de enero del 2020, en la que Fernando Simón dijo aquella mítica frase de «España va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado» y que esperan que «no haya transmisión local y en ese caso sería muy limitada y muy controlada», han pasado muchas cosas en España, y todas han sido malas.

Tal es así, que el balance actual de la pandemia son 100.000 muertos y más de 5 millones de españoles en el paro.

Se dice pronto, pero ha sido un cúmulo de catastróficas desdichas provocadas en gran parte por políticos irresponsables y negacionistas de un virus, cuya virulencia ya conocían cuando negaron el problema. Manifestaciones autorizadas, concentraciones, actos públicos… Todo lo que era menos recomendable, se hizo.

La pobreza y la desigualdad, eso por lo que era preciso que gobernara la izquierda, ha sido la herencia que dejan, o la que atesoran, porque amenazan con continuar.

Compras irregulares, defectuosas, privación de test, a no ser que fueras la mujer del macho Alfa, redes sociales monitorizadas para «minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis»… y no hablo de una república bananera, hablo de España, un país que ha pasado de ser un referente mundial, a en el mejor de los casos no contar.

En la provincia de Castellón se han destruido 4.000 empleos en un mes y no parece que las ayudas económicas a los sectores productivos vayan a llegar pronto. Cada día que pasa, es una oportunidad menos, para autónomos y pymes, que sí tienen que hacer frente al pago de sus impuestos.

16 millones nos han costado los hospitales de campaña de Ximo Puig , que no sirven, cuando ese dinero se necesita para un plan que dé respuesta a amortiguar el actual desastre económico.

Mientras todo esto pasa, sin noticias de Puig, acorralado por los escándalos de corrupción de su familia, se refugia en el Palau de la Generalitat, mientras la Comunitat agoniza. No es alentador el asunto de las vacunas, el proceso promete ser desastroso, como todo lo que toca la izquierda, no hay prisa. Los 330 asesores de Ximo Puig llegan a fin de mes, otras cosas son las familias, que comen todos los días, hay que ver qué excentricidades tienen algunos. No esperen noticias, ni buenas ni malas, no esperen nada de quien se cree superior, pero no todo va a ser malo. Saldremos adelante, porque la gente de esta tierra es luchadora, nada han recibido gratis, pero saben lo que es la ambición, sobre todo por Castellón. H

*Diputada provincial del grupo popular en la Diputación Provincial de Castellón