Soy positivo, creo que hay que serlo. Me gustan muchísimas cosas, pero hay otras que no. No me gusta nada lo que está pasando en España. No me gusta que me obliguen a seguir lo que decidan que es políticamente correcto. Ni que adoctrinen a los niños. Ni la violencia que destroza ciudades con grupos de extrema izquierda perfectamente organizados. Ni que se intente destruir algo básico como la familia. Ni que se subvencionen partidos políticos y chiringuitos que se ocupan más de sus mezquinos intereses que del que dicen defender. Ni que el esfuerzo y el trabajo no sean las claves para triunfar. Ni que se blanquee el terrorismo. Ni que se manipule la historia de España falseando la verdad.

Ni que se reviva el odio y se quiera enfrentar a los españoles y trocear al país. Ni los partidos separatistas. Ni que existan zonas en España donde no se pueda ir por la calle por si te agreden por pensar de modo diferente a los dogmáticos. Ni que se mienta constantemente y menos por el Gobierno.

Ni tampoco el resurgir del estalinismo que intenta llevarnos al caos. Ni que los puestos destacados no sean para los mejores, sino para los del partido o sus amiguitos. Ni quienes y sobre todo cómo nos gobiernan, primando la propaganda sobre el interés general.

Ni por supuesto, lo que más debería desagradarnos y ocuparnos para solucionarlo, la crisis sanitaria con sus miles y miles de muertos, y la ruina económica en la que nos están sumiendo. No me gusta que se destruya lo que tanto costó construir: el progreso, la convivencia, la tolerancia, la paz, la justicia y la libertad. H

*Notario y doctor en Derecho