Querido/a lector/a, Pablo Iglesias , el de Podemos, deja la vicepresidencia del gobierno de España para presentarse como cabeza de lista a las elecciones autonómicas de Madrid. Decisión llamativa y poco común en la historia de nuestra política contemporánea, pero en el caso de Podemos, de Pablo Iglesias y de Madrid, es algo que no me extraña. Afirmo, simplemente, que no es una novedad. Más bien es una circunstancia que tiene que ver con las propias características de Podemos y, en última instancia, con la situación que está viviendo la derecha y una parte de la izquierda de la mencionada comunidad.

Solo hay que hacer memoria para recordar que el movimiento de Podemos surge en torno a una persona, Pablo Iglesias, y por eso, en un principio, se presentó como cabeza de lista a las europeas y después a las generales. Es decir, se trataba y se trata, de presentar a la referencia más emblemática y de sacar el máximo rendimiento partidista y electoralista de las posibilidades que ofrece el líder carismático. Además, esto pasa en un momento en el que la derecha (PP y VOX) avanza con la voluntad y la posibilidad de comerse el mundo de Ciudadanos (los 26 diputados que tiene en la Asamblea de Madrid). Al tiempo, una parte de la izquierda (Más Madrid con 20 diputados) está sin líderes de referencia social ( Carmena la exalcaldesa jubilada, Iñigo Errejón en el Congreso de Diputados) y, peor aún, Podemos (por divisiones y rupturas) marca números de extinción (7 diputados). Así es que, siendo sincero y desde una posición de izquierdas, solo me cabe reconocer que la decisión es digna de agradecer. No todos renunciarían al glamour y a las prebendas del Olimpo del gobierno de España por venir a animar una campaña electoral menor, potenciar el voto de la izquierda e intentar ampliar la parroquia de su partido. H

*Analista político