Miren Vds. Vecinos, afirman con rotundidad los sabuesos de olfato fino en el ámbito de los deportes, que el tiki-taka de Del Bosque, Cruyff o Guardiola inició su andadura con triangulaciones, matemáticas y disposición geométrica de los futbolistas en el césped. Tranquilidad, relajación y la pelota siempre entre las piernas del equipo, con pases del balón en un juego preciso y rápido. De tal guisa se consiguen trofeos y mundiales de fútbol. De todo ello carecemos en otro ámbito: el del consistorio municipal con el equipo de gobierno que lidera el PSPV-PSOE y el equipo de la oposición que encabeza el PP.

El equipo de gobierno no es una coalición que juegue con el tiki-taka adecuado en la gestión; los once futbolistas de la oposición no constituyen tampoco un equipo sosegado y armonioso. Antes bien nuestra oposición municipal viene a ser como una muestra más en las anchas Españas de la furia celtibérica: con un discurso bipolar que nos resulta anacrónico; con una confrontación que entendemos inútil, y con el adobo de la verborrea despectiva y cargada de bravuconadas. Parece como si, a pesar de la pandemia y los desaguisados en la gestión municipal, nos encontrásemos siempre en campaña electoral, sin tener el balón entre las piernas. Aunque uno intenta mantenerse alejado de la pecaminosa tendencia a generalizar. En uno y otro equipo municipal se encuentran individualidades que se han de potenciar para que queden de relieve, como en el tiki-taka, desde el juego colectivo. Uno recuerda, por ejemplo, el juego sensato de Vicent Sales allá por el 2015 en su escrito La transición y los Hijos de la ira; escrito que todo demócrata y liberal puede suscribir sin problema alguno. O le evoca la memoria la sangre joven en el consistorio, por ejemplo, la de Fernando Navarro estudiando, con seriedad, proyectos tan necesarios para el futuro como la adecuación y uso del paraje municipal de El Molí la Font. No, desde luego, no cabe generalizar, como no cabe silenciar lo que sucede.

Geometría variable

Y sucede que no tenemos un gobierno municipal, presidido por Amparo Marco, que practique lo que un día se bautizó en política como geometría variable: gobierno sin mayoría absoluta que se apoya de forma aleatoria unas veces en un partido minoritario y otras en otro diferente, para sacar sus resoluciones adelante. Ni tenemos tampoco un fehaciente gobierno de coalición PSPV-PSOE-Compromís-Podemos. Sin ir más lejos, ahí está el tema de la concesión del agua potable; tema presentado con un pelín de radicalidad por Fernando Navarro, pero bien presentado, en tanto en cuanto la municipalidad no puede perder el control sobre el agua tanto si se hace una concesión privada del servicio público como si no se hace. El tiki-taka brilla por su ausencia. Claro que la hipotética coalición se convierte en agujero negro en el espacio si comentamos, vecinos, el tema de los presupuestos municipales para este año pandémico del 2021 después de Cristo. Los presupuestos suponen la tarea más seria y responsable de todo gobierno estatal, regional o local junto al Riu Sec. Eso lo sabe hasta el lucero del alba. Aquí ni se han aprobado todavía ni se le ha explicado, con la transparencia necesaria, al contribuyente y votante el porqué de no estar aprobados.

Nuestros ediles, sean güelfos o gibelinos, necesitan un Viterbo. Sobre todo estos días de recogimiento y virus en que conmemoramos la pasión del Rabí de Nazaret. En Viterbo, al norte de Roma, los vecinos encerraron a los cardenales purpurados bajo llave y a pan y agua, dado que durante muchos meses en cónclave no tuvieron tiempo de elegir a un nuevo Pontífice Máximo. El invento funcionó y en escasas horas eligieron a Gregorio X allá por el 1272. Quizás y algún día, echen a faltar nuestros ediles el tiki-taka, unos presupuestos adecuados y puntuales, y un encierro cardenalicio a pan y agua. Lo veremos en la prórroga.