En esta columna llevo años denunciando la peste que sale del imbornal situado frente a la puerta del colegio público Bernat Artola, en la calle Rafalafena de la capital de la Plana.

El hedor, cuando al alcantarillado le da por eructar, es insoportable. Y lo sufren los alumnos, los padres y madres, los profesores… Y los simples viandantes, claro. Pero lo padece especialmente el entorno vecinal del colegio.

Por la razón que sea, ese imbornal embriaga con su pestilencia a propios y extraños. Con una mezcla de olores que van desde la descomposición y la podredumbre hasta la putrefacción y los orines, pasando, claro está, por el simple y llano olor a mierda.

Por la razón que sea, las reclamaciones del centro, de los padres y de to quisqui no han sido atendidas por Educación, ni por la concejalía del ramo, ni por el servicio público pertinente. Nadie con capacidad para hacer algo ha hecho nada. Nadie ha tomado cartas en el asunto.

A petición popular, vuelvo a insistir aquí. A ver si nuestros representantes públicos se dan por enterados. No se puede permitir que cientos de padres y alumnos padezcan la situación día sí y otro también.

El alcantarillado frente al colegio público Bernat Artola, ubicado en la calle Rafalafena, no parece encontrarse en condiciones mínimamente adecuadas. Apesta. Abruma. Provoca náuseas. Y así no se puede seguir ni un día más. Ni una hora más.

Escritor