Tenemos desde 2013 una fecha para conmemorar el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, el 6 de abril.

No cabe duda que el deporte es un componente fundamental para crear un ambiente sano, pacífico, con salud física y emocional. Profundizando más el deporte está para crear sociedades tolerantes, solidarias e inclusivas. El deporte promueve el trabajo en equipo, el acatamiento de reglas, la justicia, el respeto al adversario y la convivencia.

Ya sea en Francia o en Perú, en Australia o en Nigeria, los deportes y los juegos son necesidades profundamente humanas. Medirse con un oponente de forma pacífica, aceptando de manera natural el resultado de victoria o derrota, experimentar los límites del propio cuerpo o incorporarse como miembro del equipo es lo que nos aporta el deporte.

Los niños y niñas pueden aprender y practicar estas y otras habilidades sociales de forma lúdica y con diversión. Habilidades que van más allá del deporte, que son un requisito para una convivencia pacífica en toda sociedad, así como para una vida autónoma, plena y digna de cada persona.

Por lo tanto, el deporte no es un lujo para una sociedad. Todo lo contrario. Es importante y necesario invertir en deporte ahora y a futuro, no solo por su probado efecto positivo en la salud, sino por su inigualable capacidad de unir personas sin conocer fronteras, para tender puentes donde otros medios fallan.

Mi nieta hace deporte en el colegio, participa en las carreras. Tiene cuatro años y le gusta ir en bicicleta, está aprendiendo y va con ruedines, ya me ha dicho que quiere participar en la Vuelta a España cuando sea mayor. Ojalá sus sueños se cumplan.

Hace pocos días una intolerable situación se vivió en un campo de fútbol. Un jugador de apellido Diakhaby fue víctima de una agresión racista por parte de otro jugador del equipo adversario. No se suspendió el partido como sí pasó en alguna otra ocasión. El jugador agredido dejó de jugar y el presunto agresor siguió en el juego.

El jugador ha informado que lo insultaron, el adversario lo niega. Insultos racistas en un campo de fútbol. No se sabe muy bien de parte de quien. Insultos racistas que se dan en el deporte siempre. Las investigaciones deslindarán responsabilidades.

En todo caso, nunca más se debe permitir que esto ocurra. Se debería haber dado por suspendido el partido. No se hizo. En algo estamos fallando, porque todos deberíamos ir a una.

Nuestro objetivo debe ser el deporte por la paz y la tolerancia, contra el racismo y cualquier expresión de odio; en todos los puntos del planeta, norte sur, este u oeste. Para lograr este fin se necesitan sobre todo dos cosas: por un lado, una conciencia aún mayor en todos los actores, me refiero a las organizaciones internacionales, los gobiernos, asociaciones deportivas -en especial los clubes de futbol- empresas, y medios de comunicación; por otro lado, una mayor cooperación entre todos los actores.

El deporte y la tolerancia deben ir unidos de la mano. Este mundo debe cambiar. Ya lo dijo Nelson Mandela hace más de 20 años: «el deporte tiene la fuerza para cambiar el mundo y para unir a las personas como pocas cosas pueden». Que así sea.

Diputada Autonómica de Unides Podem por Castellón