Querido/a lector/a, por haber leído y presentado públicamente la excelente y recomendable novela La suerte del presidente de José Antonio Ruiz Salvador, sé que uno de los personajes dice desde el más absoluto acierto que, «la suerte nunca da, solo presta».

Proverbio sueco que vale para cualquier circunstancia y que, si sacamos su significado del contexto de la novela y lo aplicamos a la complicada y triste realidad que está viviendo y sufriendo el solar patrio (pandemia, falta de vacunas, crisis económica, actitud cainita de la derecha y la extrema, desequilibrio territorial de Catalunya, desavenencias en la formación del gobierno entre JxCat y ERC, aperturas cuasi homicidas de la Ayuso, juicios de corrupción ...), me sugiere y provoca la imagen del presidente Pedro Sánchez despertándose todas las noches en medio de fríos sudores de preocupación.

Y lo digo porque a pesar del esfuerzo y las agallas de rebelarse contra la voluntad de cierta cúpula del PSOE, ganar a los afiliados y a los votantes y configurar una difícil e inestable coalición para ser presidente y gobernar, una parte de España nunca le ha dado ni respeto ni colaboración (incluso le han llegado a acusar de asesino por el covid-19) y, encima y peor aún, posiblemente por circunstancias del destino o por el mal hacer de la humanidad, solo le han prestado un país con una situación que se puede calificar de difícil o de ser un dolor o un malvivir.

Les presten lo que les presten, tengo la impresión de que ningún presidente se achanta. Unos, porque creen que el poder político les pertenece y, otros, como Sánchez, porque se consideran apropiados para el momento que les ha tocado vivir. Por cierto, en este último caso con razón, pues es evidente que lo contrario hubiera sido lo de siempre: más recortes sociales, paro y desigualdad.

Analista político