Vergüenza. Quizás sea una forma muy radical de empezar, pero es lo que siento, es lo primero que me viene a la cabeza cada vez que pienso en Pedro Sánchez. Lo de este hombre clama al cielo, para él lo de mentir se ha convertido en algo tan habitual, que ahora lo difícil es identificar la verdad. Si es que solo hay que tirar de hemeroteca: dijo que no pactaría con Bildu, que no iba a permitir que la gobernabilidad de España descansara en partidos independentistas, que no iba a ir con Pablo Iglesias a ningún lado… Ha mentido en los datos económicos, en los datos de desempleo, en los datos de los ERTE, en los datos de afiliación a la seguridad social, ha manipulado el CIS, ha mentido en los motivos por los que el covid en España se disparó, en las contrataciones irregulares a China, en la falta de material médico a los sanitarios. También mintió al dar los datos sobre la realización de test, mintió sobre el uso de las mascarillas ¡hasta en el número de fallecidos! Mentir, mentir, mentir… sin límites, sin sonrojarse, sin escrúpulos. ¡Pero si el 10 del junio del 2020 llegó a decir que daba por vencido al coronavirus! Es tremendo, no hay palabras… Lo que el Sr. Pedro Sánchez no ha entendido o, mejor dicho, no le conviene entender es que, por encima de sus intereses individuales, está el bien común, está la ciudadanía, está España y los españoles. Y son las personas las que pagan las consecuencias de su falta de integridad.

¡Si es que nada de lo que dice es cierto! ¡Si es que nada de lo que hace tiene buena intención! El jefe del Ejecutivo alardea de unidad, mientras su gobierno es una jaula de grillos y, en vez de arrimar el hombro con las comunidades autónomas, les mete la zancadilla. A la vista está lo que ha hecho con Madrid, Galicia, Murcia, Castilla y León, Andalucía o Ceuta. De verdad, si es que tiene una actitud y una forma de proceder de mafia rusa… Ahora Sánchez presume de unidad ¡que rostro! cuando su segunda herramienta política, después de la mentira es la división. ¿O no es dividir dedicarse a reabrir debates morales, reescribir la historia de España, o también prohibir el uso vehicular del castellano?

Mensaje de Casado

Ayer Pablo Casado se lo dijo claramente a Sánchez: «Usted es el cuello de botella para la recuperación». Y a esto el presidente contestó, una vez más, tirando de autocomplacencia y hasta se atrevió a presumir de datos… ¡presumir de datos! cuando España es de los peores países del mundo, según la OCDE, en recuperación de la pandemia, el país con mas fallecidos de la Unión Europea. Está a la cabeza del desempleo junto a Venezuela o Sudán, el PIB español se ha desplomado, hay dos millones de ciudadanos engrosando las colas del hambre, hay un millón de hogares con todos los miembros en paro y el desempleo juvenil alcanza el 40%. Pero para Pedrito hay brotes verdes…

Ayer las mentiras de Sánchez tocaron techo en el Congreso y Casado le tuvo que decir «¿Pero a usted no se le cae la cara de vergüenza? ¿Cómo tiene la desfachatez de venir aquí con esa arrogancia? Llevamos 12 comparecencias aguantando la chulería de un gobierno insensible… Hasta aquí hemos llegado». Le pegó un buen repaso, la verdad, pero una vez más Sánchez no se inmutó, a él lo que pase en el Congreso le importa bien poco, el problema, es que lo que pase en la calle también, y así nos va…

Yo espero que el hacer de la mentira la forma habitual de proceder, el decir una cosa y hacer la contraria, la falta de ética y de moral de Sánchez le acaben pasando factura. Estoy convencida que así será; mentir tiene consecuencias, ya lo advertía con muy buen acierto Aristóteles cuando afirmaba que el castigo del embustero será no ser creído, ni cuando diga la verdad. Y es que en esta vida todo tiene un limite y Sánchez ya lo ha superado y con creces.

Diputada del PP en Les Corts