Los conquistadores que llegaron a Castelló en las mesnadas de Jaime I se encontraron con una población autóctona que tenía el árabe como idioma vehicular, enriquecido con mozarabismos, lo que en la época se denominaba «argarabía». El catalán no se habló de forma habitual hasta bien entrado el siglo XIV, pero cabe no olvidar que en el propósito del monarca aragonés estaba el oficializarlo en el nuevo reino conquistado. Así, Els Furs de Valencia (1261), los procedimientos judiciales ordinarios (1264) o el Llibre del Consolat de Mar (1283) están escritos en catalán, que se convierte en el lenguaje administrativo junto con el latín. Las gentes cristianas, mayoritarias en el nuevo asentamiento hablaban el romance que era la lengua evolucionada desde el catalán originario traído por los repobladores. Asimismo las minorías hebrea e islámica, desde el siglo XIV, hablaron también la lengua de los conquistadores, con modismos particulares propios de las suyas.

El poblamiento de Castelló, debió de hacerse en continuas oleadas a lo largo del siglo XIII y los primeros años del siglo XIV. Es significativo tener presente, cómo hacia 1270 Jaime I, como se lee en su Crónica, solicita al Batlle general de Barcelona que envíe pioneros para colonizar las tierras ocupadas en el afán de que los moradores islámicos originarios no fueran tan superiores al naciente hábitat cristiano. En tierras valencianas los colonizadores cristianos predominaron en las comarcas del interior, desarrollando un régimen señorial, presidido por el Fuero de Aragón, y los segundos en las marítimas, con abundante colonización urbana, sometida a los Fueros de Valencia, por las leyes municipales romanizantes. El caso de Castelló, pese al amplio periodo de dominación señorial, es arquetípico.

Cronista oficial de Castelló