El Instituto cumple 50 años. Sí, el Instituto. Así lo conocíamos los de mi generación, los del 74, aunque en su portada anunciaba Instituto de Bachillerato Unificado Polivalente. Allí salías del que era tu mundo desde parvulitos para sumergirte en el universo de los mayores. Coincidías por primera vez en una clase con chicos y chicas de otros colegios, de manera que por fin toda la juventud de todos los barrios teníamos algo en común: nuestro instituto.

También teníamos allí nuestro rincón favorito porque el diseño del edificio así lo permitía. Y es por ello que hoy, desde mi responsabilidad y teniendo la oportunidad de trabajar en su remodelación y ampliación, quiero que conserve su esencia, aquello que lo ha configurado desde siempre como mucho más que un centro educativo.

En el Álvaro Falomir pasé cuatro años inolvidables. Perdí algunas amistades y gané otras. Conocí a quien es mi marido y recibí clases de profesores tan diferentes entre sí que solo tengo palabras de agradecimiento por haber contribuido de alguna manera a forjar la mujer que soy hoy.

Salí de allí cuando terminé COU y nunca imaginé que en el futuro volvería a formar parte de su comunidad educativa, pero lo hice y por duplicado. Mis dos hijas tienen la culpa. A mi regreso al centro de la calle Boqueras todo había cambiado y no solo porque lo miraba con ojos de madre, sino porque el alumnado había crecido tanto en número que, donde antes únicamente había grava, ahora se alojaban barracones pidiendo a gritos una ampliación que ya está más cerca que nunca.

Mis hijas ya no lo llamaron el Instituto. Para ellas era el Álvaro. Pero lo cierto es que las tres vivimos experiencias inolvidables dentro y fuera de sus aulas. Al finalizar nuestro ciclo allí nos hicimos en las escaleras de la entrada la foto de rigor que repetía cada generación al terminar sus estudios y, pese al paso de los años, ellas volvieron a sentir la misma emoción que yo en mi momento por lo que nos esperaba y la nostalgia de lo que dejábamos atrás.

Como alumna, madre y alcaldesa solo puedo desear al Álvaro Falomir que siga su larga trayectoria. Muchas felicidades y aciertos en este camino de renovación que, sin ninguna duda, permitirá que otras generaciones sigan soplando las velas en su centenario.

Alcaldesa de Almassora