Caradura, mucho morro, terroristas, corruptos… son solo algunos de los exabruptos que salen de la boca de los concejales del PSOE cada vez que se dirigen a los concejales del Partido Popular en el Ayuntamiento de Castellón. Insultos. Basta solo mirar el último pleno celebrado en el consistorio.

Y todo por preguntar. Por interpelar a los concejales socialistas sobre cuestiones que preocupan a los castellonenses y que son sus competencias. En eso consiste la democracia. El equipo de gobierno tiene la potestad de ejecutar, pero también tiene la obligación de explicar, de ser transparentes. Y nuestra obligación como oposición es, como es evidente, fiscalizar ese trabajo en defensa de unos vecinos que cada vez están más desamparados frente a un gobierno municipal que aplica el rodillo y pisotea todo aquel que opina de manera diferente a sus intereses partidistas, que no de ciudad.

A Amparo Marco y a su equipo les podrán gustar o no nuestras preguntas, pero en su sueldo de 5.200 euros mensuales también va incluido contestar al Partido Popular cuando realiza cuestiones sobre Castellón. Sobre la reforma de la avenida Lidón, las inundaciones del Senillar, Bovar y Molinera, en la Marjaleria; la petición de mesas y sillas para los hosteleros de la calle Campoamor; el cierre del consultorio de Constitución desde hace un año; el recorte de plazas en los colegios el próximo curso…

Ni sus formas chulescas ni sus actitudes amenazantes nos van a intimidar. De ninguna de las maneras. Desde el Partido Popular vamos a seguir defendiendo siempre a los castellonenses. A cada golpe de los intolerantes, alzaremos más fuerte la voz para proteger los intereses de los vecinos. No les tenemos ningún miedo. No nos van a callar.

Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Castellón