Hace ya más de un año que nuestras vidas han cambiado, una pandemia ha condicionado nuestra realidad, nuestro presente, nuestras expectativas de futuro, nuestras relaciones, nuestras preocupaciones. Desgraciadamente muchas familias han perdido a seres queridos a causa de la enfermedad, que también ha generado desajustes en casi todos los ámbitos.

La crisis socioeconómica es innegable y una prueba de fuego a la capacidad de los gobernantes, de todo rango, además de un reto conjunto para toda la ciudadanía.

Es sobrecogedor cómo el covid-19 nos ha puesto frente al espejo y nos ha mostrado lo mejor y lo peor. El gran reto es aprovechar esta crisis para ahondar en el autoconocimiento, mejorar en aquello mejorable y, desde luego, tratar de descifrar el origen de aquello que nos avergüenza como individuos y como sociedad.

Hemos asumido con certezas que convivimos con el virus ahora con más herramientas para enfrentarlo, pero con el convencimiento de que no podemos olvidar lo sucedido para seguir avanzando con paso firme.

Andamos luchando por sobrellevar lo sucedido, recomponiéndonos y apuntalado lo que debe sin olvidar la realidad más real de todas: que la salud es todo lo que importa. Con ella, el resto. La prosperidad económica, las relaciones sociales. Sin ella, nada.

Debemos hacer entender a todos que todos estamos en el mismo barco, que ahora la responsabilidad individual es tan o más importante que la colectiva porque si nosotros no lo hacemos bien, nada va a ir bien. Nos vacunamos para protegernos y proteger a los demás, cuanta más inmunidad, llegará mucho antes el futuro que todos nosotros deseamos.

Debemos hacer de este el tiempo de la responsabilidad empezando por cada uno de nosotros, mirándonos al espejo a diario para no olvidarnos que esto es cosa nuestra, también cosa nuestra.

Mis pensamientos, con todos aquellos que han sido diagnosticados, por los que siguen con la incertidumbre y por aquellos que siguen trabajando por cuidarnos estupefactos por la incapacidad manifiesta de nuestra sociedad por comportarse bien en algunas ocasiones. Hagámoslo bien por ellos, por todos y, sobre todo, por todos los que se quedaron atrás.

Es nuestro tiempo, el de la responsabilidad, estamos despegando y quiero recordar todo lo andado para conseguir andar.

Alcalde de Peñíscola