Vivimos épocas tormentosas, llenas de contradicciones, propaganda y manipulaciones, muchas difícilmente comprensibles. Empezando por la Constitución Española, que proclama la unidad de la nación y se admiten partidos que quieren romperla o la igualdad de los españoles, que no existe.

Te multan por fumar pero permanecen inmunes y olvidadas causas gravísimas, como los Pujol, los ERE de Andalucía o el caso Delcy y sus 40 maletas. Todo lo que no interesa se oculta y se crean cortinas de humo, empezando por los 140.000 muertos que parecen no importar. Se establecen turnos de vacunación pero hay políticos que se ponen los primeros.

Estamos en la ruina y cada vez hay más cargos, más asesores, se suben el sueldo y la gestión es cada vez peor. Se airea una memoria de hace 80 años pero se blanquea a los terroristas de ETA, que acabaron de asesinar en el 2010. Se censuran los supuestos bulos en las redes pero no las constantes mentiras del gobierno. Echamos a los turistas y recibimos a miles de inmigrantes sin control. Los ocupas tienen más derechos que los propietarios y el delincuente más que la víctima.

Gracias a nuestro sistema fiscal los que producen y se esfuerzan, pagan con carácter confiscatorio y los que no, cobran. Sería mejor proporcionarles un trabajo que una mera renta, pero entonces podrían no ser tan obedientes. Ante la pandemia todo los países bajan los impuestos y ayudan a sus autónomos y empresas, y aquí lo contrario.

La peor contradicción es quien gobierna España, social-comunistas e independentistas que desean destruirla. No vamos bien.

Notario y doctor en Derecho