Benicarló es una ciudad próspera, orgullosa de su identidad y cuna de talento y esfuerzo. Ese que ha sabido abrirse camino contra corriente y salvar obstáculos para alcanzar el éxito.

Abandonados en manos de un Gobierno del PSOE que solo sabe colgarse medallas, la alcaldesa olvida lo importante para quedarse en lo superfluo. Y agradecidos. Porque hoy las entidades deportivas cobran las subvenciones del 2019 y esperan que el PSOE convoque las ayudas del 2020. Otras entidades no han tenido tanta fortuna y siguen esperando unos fondos que no llegan.

Y así avanzamos, con bloqueos y retrasos fruto del abandono y la inacción. Porque si el año pasado Benicarló tuvo el dudoso honor de ser el único ayuntamiento de la provincia de más de 5.000 habitantes que no presentó presupuesto, este año el PSOE no tiene complejos en subir el sueldo a uno de sus concejales en plena pandemia del covid.

Con una piscina cerrada, la circunvalación bloqueada, contratos millonarios sin resolver, facturas extrajudiciales a mansalva, la transparencia bajo mínimos y un Pativel sin recurrir, el PSOE ha normalizado en Benicarló su política de recortes. En los últimos seis años han sido incapaces de cumplir el 20% de las inversiones previstas y mientras el gasto se dispara en propaganda, los impuestos asaetean a los vecinos y nos asfixian con trabas burocráticas.

Prosperidad, oportunidades y desarrollo para las más de 2.100 familias en paro. El futuro promovido por un equipo capaz, frente a políticas que el refranero cadufero define a la perfección: «més torts que una corbella». Seguimos, ilusionados y convencidos de que Benicarló merece la pena.

Portavoz del PP de Benicarló