Hermanos: si hay días que uno se siente orgulloso de ser español, hoy es uno de ellos. Los indultos parciales respecto a las penas de privación de libertar, otorgados por el Gobierno de España a los independentistas que actuaron fuera de la legalidad constitucional son una demostración de que nuestro país puede hacerse grande de muchas formas: a las bravas y con amenazas o por medio del consenso y la concordia.

Por supuesto que lo que hicieron los indultados fue cometer un delito y muy grave. Pero en 1988, el Consejo de Ministros socialista también acordó indultar al exgeneral golpista Alfonso Armada por el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, y fueron muy pocos (o ninguno) los que salieron a la calle a darse puñetazos en el pecho por haber sido humillada la democracia española.

España es hoy más grande porque es magnánima. Como lo fue en 1988. Porque es capaz de abrir cauces de entendimiento, aunque sean tremendamente difíciles. Ya sabemos que, cuando dos hermanos no se hablan, es muy difícil restañar las heridas y crear cauces de restablecimiento de la relación.

Hoy podemos decir que alguien ha dado un paso en beneficio de un posible reencuentro y este ha sido el Gobierno presidido por Pedro Sánchez. Pese al coste electoral que ello puede suponer. Pero como suele decirse: «Alguien tenía que hacerlo».

Ahora hay una mano tendida y Cataluña tendrá que dar otro pequeño-gran paso para demostrar que también es grande. Porque España tiene que hacerse grande con Cataluña y Cataluña tiene que hacerse grande gracias a España. No parece haber otro camino.

Urbanista