El martes Sánchez consumó un día aciago para España. Humillando a los españoles, el presidente más indigno de nuestra democracia silenció la justicia, dejó huérfanos a los constitucionalistas y sacó de la cárcel a aquellos que intentan romper la integridad territorial para que España no lo saque a él de Moncloa.

Y lo hizo en un acto de deslealtad a nuestro país sin parangón en el que, no contento con dinamitar la igualdad de los españoles y el imperio de la ley, se atrevió a hablar de concordia mientras pisoteaba la Constitución que la garantiza.

Porque hace tiempo que Sánchez sacó al PSOE del constitucionalismo, pero ahora ambiciona hacerlo con España. Cuando entró por la puerta de Ferraz, la dignidad saltó por la ventana con el PSOE al servicio de un líder capaz de vender al país por unos votos que le aseguren jet privado.

El problema es que el martes cruzó todas las líneas. Porque hasta la fecha se había humillado a él y había humillado a su partido pero ahora, por un desmedido apego al poder, ha decidido despreciar a España sin importar las consecuencias...

Ni a él ni a lo suyos. Porque eso sí, el líder es el líder y en el PSOE lo tienen claro. Que hay que ir contra España, pues los socialistas castellonenses, como hizo el portavoz del PSOE en Almassora, se cuelgan la estelada del cuello y, en el mismo hemiciclo que juraron «cumplir y hacer cumplir la ley», verbalizan su apoyo a los independentistas que hablan de «derrota de España y debilidad de Estado».

Frente a todo ello, el PP seguirá siendo el necesario escudo de la dignidad y trabajando para que Sánchez indulte a España de su presidencia. Y que nadie lo dude; cuando eso pase, ganará España y los españoles.

Portavoz Adjunto PP Almassora y presidente provincial NNGG