Una vez más, como cada año al conmemorar el día internacional del orgullo LGTBI, algunas personas se cuestionan si resulta necesario visibilizar la situación de desigualdad con la que todavía convive el colectivo LGTBI. Quizá, esas personas no son conscientes de cómo, al igual que otros colectivos como las personas inmigrantes o las personas con diversidad funcional, sufren discriminación. Este fenómeno conocido como discriminación de minorías, en el que muchas personas son rechazadas por ser diferentes a una norma social que les ha venido dada, facilita el llamado estrés de las minorías, demostrado a nivel empírico por autores como Ilan Meyer.

Así que es la literatura científica, y no solamente unas pocas personas, las que muestran cómo el impacto del estrés vinculado al sentimiento de pertenencia a un grupo minoritario y el miedo al rechazo es una de principales barreras con las que, todavía hoy, conviven las personas LGTBI. No podemos olvidar que la homofobia es una construcción social que se aprende y se produce a través de la cultura, por lo que no se trata de un fenómeno estático o rígido, sino que las formas de discriminación se adaptan para seguir latentes en sociedades más tolerantes. Es decir, en los últimos años el rechazo a las personas homosexuales ya no es tan explícito, aunque sigue existiendo de manera más sutil y camuflado en discursos tolerantes que a diario nos encontramos. Un claro ejemplo es cuando alguien nos dice: «¿Eres homosexual?, no se te nota». El hecho de que se nos tenga que notar, indica cómo la sociedad tiene una imagen estereotipada de la homosexualidad, o la frase «no tengo nada en contra de los gays, pero con las locas no puedo», siendo este un claro ejemplo de plumofobia, donde los hombres homosexuales femeninos sufren una mayor discriminación. Ambas situaciones hacen referencia a la homofobia sutil, que sigue latente en nuestra sociedad, y es la realidad de muchas personas que tienen que escuchar estas frases a diario de personas conocidas y amistades tolerantes. A ello hay que sumarle la falta de referentes que visibilicen la sexualidad desde la diversidad, lo que dificulta la inclusión de las identidades sexuales y de género no normativas como parte de nuestra realidad. Según un informe publicado en 2019 por el Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales, tan solo un 6,2% de los personajes representados en la ficción audiovisual española eran LGBTI. Si además se analiza la representación asexual, no binaria o intersex, esta es aún menor.

Como resultado, se impone una heteronormatividad (todas las personas son heterosexuales hasta que se demuestre lo contrario) que produce que la persona no heterosexual, se sienta fuera de la norma y transite por diferentes fases hasta llegar a la autoaceptación generándole malestar y confusión en cuanto al desarrollo de su sexualidad. Por eso es de vital importancia prevenir y desmontar la heteronormatividad en la sociedad, sobre todo romper con el binomio normal-anormal, promoviendo la reflexión y la conciencia crítica; así como abogar por cuestionar y promover conciencia sobre los privilegios que se establecen en función de las identidades sexuales y de género: un intento por conseguir sociedades libres y críticas, donde se valoren las diversidades.

Por supuesto, no se trata solamente de visibilizar el papel de las personas LGTBI. No debemos olvidar el rol que las personas heterosexuales pueden y deben jugar como aliadas del colectivo LGTBI, así como hacerles ver la implicación y responsabilidad del rol del espectador en las situaciones de lgtbifobia. Una buena forma de poder empatizar con las personas no heterosexuales es hacer ver y cuestionar los privilegios instaurados en la heteronormatividad. De esta forma, podremos fomentar la reflexión crítica y fortalecer los valores tolerantes, inclusivos y enriquecedores de la diversidad, con el fin de construir una sociedad libre y diversa.

Desde el Programa de Acciones para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género de la Universitat Jaume I de Castelló, disponemos de un punto de atención psicológica para dotar de herramientas a las personas lgtbi de la comunidad universitaria, para poder hacer frente a posibles situaciones homofóbicas, porque no olvidemos que la homosexualidad no es un problema, la lgtbifobia sí.

«La heterosexualidad no es normal, tan solo es común» (Dorothy Parker).

Programa de Acciones para la Diversidad Afectivo-Sexual y de Género de la Universitat Jaume I de Castelló