La política es el arte de dialogar para alcanzar consensos y abordar los problemas de la ciudadanía. El politiqueo es otra cosa, es lo que practica la derecha en España cuando no gobierna y usa la crispación y la demagogia para inflamar a la sociedad con un discurso manipulado. No puede llamarse demócrata ni constitucionalista quien no acepta el resultado de las urnas y emplea el todo vale con intereses partidistas que nada tienen que ver con el interés general.

Ya lo hicieron utilizando de manera obscena el terrorismo de ETA para intentar erosionar al Gobierno del PSOE y después lo volvieron a repetir con Cataluña. «España se rompe», vaticinaban los agoreros del apocalipsis. Y nada de eso sucedió, sino todo al contrario, porque el fin de ETA llegó con un gobierno socialista.

La derecha repite esa estrategia catastrofista con la situación política catalana. Por eso conviene recordar de dónde venimos. Lo ocurrido en Cataluña en el otoño de 2017 acabó con la fractura de la sociedad y la frustración de la ciudadanía. Es un conflicto que tiene origen en la campaña del PP en 2006, con la recogida de firmas en contra del Estatuto de Autonomía catalán aprobado en referéndum y que en algunos artículos es un calco de otros estatutos autonómicos vigentes.

No es casual que los sucesos que fracturaron la sociedad catalana se produjeron cuando gobernó la derecha. Mejor dicho, cuando estaba en el poder pero no gobernó porque no hizo política. Generaron el problema cuando había un gobierno socialista, lo mantuvieron vivo y no hicieron nada por solucionarlo cuando llegaron a La Moncloa porque les daba votos en el resto de España a costa de Cataluña.

Lo suyo es intentar obtener rédito político frente a una política de Estado que el PSOE sí ha practicado: con Aznar en el Gobierno para luchar contra el terrorismo y con Rajoy con la aplicación del 155 en Cataluña. Porque entonces, como ahora, primaba el interés general, algo que el PP nunca ha entendido ni practicado.

Ahora es Pedro Sánchez quien está en La Moncloa y ha expresado su compromiso para buscar soluciones a la herencia recibida. Desde que gobierna el PSOE no ha habido ruptura. Se trata de reparar la división social y política que creó el PP con una etapa de diálogo y concordia. En ese marco se inscribe la concesión de los indultos parciales en condiciones muy tasadas a los nueve presos independentistas. Una medida prevista en la Constitución, plenamente legal y que todos los Gobiernos han aplicado desde que hay democracia.

La política y el diálogo han de servir para superar fracturas, reencontrarse y abrir un nuevo periodo de concordia y convivencia. Y eso es lo que va a hacer el Gobierno de España. Si el PSOE tiene 142 años de historia es porque ha sabido hacer política y tomar las decisiones importantes en los momentos fundamentales. El Gobierno ha tomado su decisión en conciencia a favor de la convivencia de todos los catalanes y todos los españoles. La concordia, el diálogo, el entendimiento y el encuentro son los principios que sustentan la decisión que ha tomado el Consejo de Ministras/os. Es importante mirar al futuro y aprender de los errores del pasado. Entre los valores de la Constitución no está ni la venganza, ni la revancha. Sí están el diálogo, la pluralidad y el respeto a la legalidad

Ha llegado el tiempo del diálogo para avanzar hacia el reencuentro. Mientras tanto, el PP sigue repitiendo su estrategia y se equivocan de nuevo. Porque repetir una mentira mil veces no la convierte en verdad.

Diputada PSOE por Castellón. Portavoz Adjunta GPS. Secretaria Ejecutiva contra la Violencia de Género