¿Para este viaje hacían falta tantas alforjas? Saben, queridos lectores, que en los cinco largos años que lleva abierta en canal esta polémica sobre la cruz del Ribalta no me he manifestado al respecto. No lo he creído oportuno. La ley es la ley y los sentimientos religiosos son los sentimientos religiosos. Pero, una vez solucionado el problema en cuestión, creo que ha llegado ya el momento de decir algo al respecto.

La concejalía del ramo ha llegado a un acuerdo con la Iglesia Católica para no derribar la cruz y que, a su vez, ésta no permanezca más tiempo en un espacio público.

Por su parte, el obispado se hará cargo y la colocará en unos terrenos de su propiedad. Y todos contentos. El Ayuntamiento cumplirá con la Ley de Memoria Histórica, cosa que no podía evitar de ninguna de las maneras, y los católicos no verán cómo el consistorio derriba un símbolo tan relevante para ellos.

El caso es, queridos lectores, que la solución que se ha alcanzado finalmente parece tan obvia que no se entiende cómo los encargados de gestionar esta crisis han tardado tantos años en alcanzar un acuerdo en este sentido.

¿Acaso no se buscó con ahínco el pacto entre obispado y ayuntamiento desde un primer momento? Los ciudadanos de esta bendita tierra merecemos que nuestros representantes públicos busquen soluciones y no generen más problemas de los que ya tenemos.

Al final este acuerdo deja contentas a ambas partes, creo. Bienvenido sea. Enhorabuena a los premiados.

Escritor