Volvemos a ver como en una democracia y país como el nuestro, amar y vivir en libertad vuelve a estar cuestionado. Pese a los derechos sociales que hemos ido ganando, a las políticas inclusivas y la educación en derechos LGTBI, la sociedad española se queda muda frente a la oleada de ataques y agresiones que el colectivo ha ido sufriendo a lo largo tan solo de este último mes.

Siempre he defendido la libertad de ser y amar libremente, de vivir cómo se quiera y de tener el respeto y tolerancia como eje fundamental de nuestras vidas.

Hoy, en pleno 2021, tenemos que escuchar agresiones que no comprendemos. Hoy, después de haber avanzado los últimos 40 años en derechos, damos un paso atrás por discursos de odio que se han viralizado entre la población más joven. Hoy, en las diferentes instituciones algunos partidos políticos alientan y defienden posturas tan retrógradas como las terapias de reconversión o la imposición del pin parental. Hoy más que nunca, nuestra libertad y nuestros derechos están en peligro.

Debemos dar un paso hacia delante y frenar el odio y la intolerancia que estas ideologías marcan. No podemos permitir que nadie cuestione y menosprecie a otro por su condición de vida. Es peligroso y puede marcar el principio del fin. Empiezan por banalizar actos tildándolos de festivos y promiscuos y terminan tramitando leyes que imposibiliten la enseñanza en derechos LGTBI en las escuelas (como en Hungría).

Hablamos de derechos y libertades, estamos hablando de tolerancia y respeto. La LGTBIfobia es una enfermedad y hay que combartirla. La libertad es no tener miedo por la calle, amar a quien quieras sin ser juzgado, es respetar y comprender que en la diversidad está la realidad.

Primera teniente de alcaldesa del Ayuntamiento de Oropesa y diputada provincial por el PSPV