Pedro Sánchez ha ejecutado la mayor crisis de un Gobierno en nuestra democracia, al defenestrar a su núcleo duro, cesando a siete ministros. Él mismo se ha presentado una moción de censura en toda regla. Pero realmente no ha cambiado nada. Puro cambio de cromos.

Sánchez se queda. Y siguen mandando los mismos, aquellos a los que Sánchez ha vendido España a cambio de mantenerse como presidente y finalizar la legislatura. En nuestro país siguen mandando los independentistas catalanes, los indultados y los comunistas que alaban la dictadura castrista y quieren imponernos hasta lo que debemos comer.

Por mucho que Sánchez sacrifique a sus peones más ideológicos, la ideología más sectaria sigue en su Consejo de Ministros. De nada sirve el blanqueo, puro postureo… Porque los indultos, la ley Celaá, la de la eutanasia, la constante vuelta al pasado y la negligente gestión de la pandemia se queda con Sánchez y su nuevo ejecutivo… Es más, vamos a peor, porque ahora tenemos una ministra de Justicia que como presidenta del Senado anuló hace 15 días una votación. Hay que recordar que Pilar Llop fue quien, de un plumazo, anuló la bajada del IVA a las peluquerías que el Partido Popular había logrado que se aprobase en el Senado. Una cacicada.

De mal en peor. Y vamos así porque los socios separatistas de Sánchez, que se quedan, redoblan sus amenazas en pro de la independencia. Y el ministro comunista, que se queda, nos quiere prohibir comer carne… ¡lo que nos faltaba! Así que el sectarismo y el proindependentismo se quedan. Y Sánchez, el primero que debería irse y convocar elecciones, se queda. Así que no nos vendan milongas, en el Gobierno no cambia nada.

Senadora del PP y portavoz del PP de Castellón