El ministro Garzón, probablemente el más inútil de todo el Gobierno (sí, empiezo fuerte, así el que quiera dejar de leer lo tiene fácil) se ha metido en un jardín del que no sé si sabrá salir. Si fuera ministro de Sanidad, podría decir lo que ha dicho sobre la carne roja. Si fuera ministro de Medio Ambiente, podría decir lo que ha dicho. Porque mentira no es, con matices. Comemos más carne roja de la que deberíamos, por muchas razones.

Pero resulta que Garzón es ministro de Consumo. ¡De consumo! En un país que produce y come carne como si no hubiera un mañana. ¿Para qué se mete, pues, en ese jardín? Supongo que, como no tiene otra cosa que hacer, lo ha hecho para pasar el rato, con la excusa de poner el tema en el centro del debate público, y tal y cual.

Ahora bien, la sonrojante reacción de Sánchez, respondiendo a la pregunta de si apoya o no las declaraciones del ministro de Consumo con que a él lo que le gusta es que le sirvan los chuletones al punto, es la hostia.

Y lo es porque viene a decir que a la parte útil del Gobierno, la de su partido, le suda los cataplines lo que haga la parte inútil del mismo, es decir, la de Podemos.

Pero claro, vistas así las cosas… ¿Para qué mantiene en el puesto a esa parte inútil con todo el dineral que cuesta?

Escritor