La democracia, la convivencia y la prosperidad necesitan de diálogo político, lealtad y de acuerdo, algo que en la práctica y por desgracia no ocurre con frecuencia. Algunos entienden que el espacio político se marca por la diferencia, luego llega la división social y en sus extremos el frentismo, ¡tremendo error! Cuando nos damos cuenta por la hemeroteca que en el fondo es una estrategia política para amarrarse al poder.

La falta de diálogo y acuerdo nos ha llevado a que casi cada legislatura tengamos una Ley para la Educación con lo que supone y ha supuesto, o una Ley Electoral que da lugar a que tengamos 13 partidos políticos en el Congreso y que las minorías hagan pasar por el tubo a la mayoría.

La política de las diferencias y del «tú más», del chiringuito, de la deuda pública descomunal y del estar la oposición bajo la higuera, esperando a que caiga el higo para venir a salvar a la patria, está condenada al fracaso y, aunque ambos bloques bombardeen con fuego amigo a los liberales para ensanchar su campo, nunca el uno hará desaparecer al otro, y esa división y desacuerdo lo único que logra es que España no avance en los niveles de bienestar que tendríamos con diálogo y acuerdo.

La Convención Nacional de Ciudadanos refuerza el concepto «liberal» de su política y concepción social, en el que no se encasilla al individuo y se marca equidistancia política con los dos bloques, porque las diferencias y la división social siempre nos llevará al estancamiento económico-político y al frentismo. El liberalismo en España seguirá tendiendo puentes de entendimiento en busca del diálogo, el consenso y los acuerdos en pro del interés general. Por eso Ciudadanos es y seguirá siendo útil y necesario.

Diputado de Ciudadanos por Castellón en les Corts Valencianes