Lema tradicional y grito de guerra del ejército español durante la Reconquista y hasta tiempos recientes en las cargas de caballería. La leyenda dice que se origina en la batalla de Clavijo en el año 844 entre Ramiro I y Abderramán II, donde se apareció el apóstol Santiago montado en un caballo blanco y el enemigo fue derrotado, por ello se le llama Santiago Matamoros y sirvió de enaltecimiento de la tropa cristiana en su lucha por reconquistar la península contra los musulmanes y en la época imperial. También aparece en la batalla de las Navas de Tolosa, como motivación en la famosa carga de los tres Reyes.

Su significado es invocar al apóstol Santiago el Mayor y dar la orden militar de cierre, que supone trabar combate, acometer, cerrar las filas sin dejar huecos y acortar la distancia con el enemigo. Aparece en muchas obras literarias de Calderón de la Barca, Hurtado de Mendoza, Alonso de Ercilla, Lope de Vega, Quevedo, y en el Quijote de Cervantes, donde la ignorancia de Sancho Panza le hace usar el término cerrar como contrapunto a abrir, y no en su sentido militar, desconocimiento que después han mostrado muchos modernillos sin más cultura.

En 1630, con Felipe IV, el papa Urbano VIII decretó que fuera Patrón de España, además lo es de Galicia y del Arma de Caballería. Se celebra el 25 de julio, que extrañamente no es fiesta nacional. Deberíamos estar orgullosos y reivindicar con fuerza estos hechos, pero no parecen estar en la línea de lo políticamente correcto y los que tergiversan la historia y los que se avergüenzan de ella tratan de olvidarlos.

Notario y doctor en Derecho