Querido/a lector/a, hay preguntas, comentarios y análisis de la derecha política a las que no hay que hacer mucho caso. Por si alguien aún tiene dudas, me refiero a todo eso que, estos días, hacía referencia o tenía que ver con Cuba o la guerra civil. Entre otras razones, y no menores, porque saben la respuesta y, encima, les importa una mierda (creo que es la palabra exacta).

Solo hay que ver la explicación que ha dado Casado a la pregunta sobre si Marruecos es, o no, una dictadura. O dicho de otra forma, como explica Pilar Mera en El 18 julio 1936 (escrito al calor del 85 aniversario y con el objetivo de explorar el golpe, Taurus, 2021, 239 páginas), ni aceptaron ni aceptan la derrota electoral e hicieron lo mismo que ahora, desacreditar el parlamentarismo e identificar al gobierno democrático con el caos y la inequidad. Más o menos. Por eso digo que ahora toca, como cosas esenciales, las tres propuestas que, sin ofender a nadie, he defendido todas las veces que he tenido el honor de participar en Medi TV con Loles García: avanzar en la campaña de vacunación y solucionar las deficiencias que durante este proceso se han observado en el sistema sanitario, acumular proyectos (de empresarios, ayuntamientos, comunidades y del Gobierno central) para absorber los fondos europeos y recuperar España (en la línea de hacerla más verde, más digital y más sensible a los problemas de la juventud) y, al tiempo y posiblemente una de los más importante para una persona de izquierdas, que todo esto se realice sin cargar las consecuencias sobre las maltrechas espaldas de los trabajadores. O, lo que es lo mismo, en contra de los miserables sueldos de los trabajadores. Al final, lo importante no es el resultado electoral, si no el hecho de dejar un país mejor que el recibido.

Analista político