Desde hace años venimos celebrando en nuestra Diócesis el Día de los abuelos, el 26 de julio, fiesta de San Joaquín y Santa Ana. A partir de este año, por deseo del Papa Francisco, se celebrará como Jornada Mundial de los abuelos y mayores. Es un día para el recuerdo especial de todos ellos: para mostrarles nuestro afecto y agradecimiento, para que sientan nuestra cercanía y cariño. Les agradecemos tantos esfuerzos y sacrificios por sus hijos y por sus nietos: son un apoyo seguro para muchos padres, abocados al trabajo fuera del hogar, que ponen en sus manos el cuidado y la educación de sus hijos. Gracias, queridos abuelos, por vuestra dedicación para vuestra familia, nuestra Iglesia y nuestra sociedad.

La actual pandemia ha afectado con dureza a abuelos y a mayores. Muchos han enfermado, y tantos otros han fallecido o han perdido a sus cónyuges o seres queridos. Y muchos han sufrido la soledad durante largo tiempo. A todos ellos les decimos: no estáis solos. Jesús nos dijo: «Yo estoy con vosotros todos los días» (cf. Mt 28,20). Incluso cuando todo parece oscuro, el Señor no os abandona. Él conoce vuestros sufrimientos y está al lado de los que sufren la dolorosa experiencia de estar solos. El nunca nos deja solos: viene a nuestro encuentro en su Palabra, y también en los nietos y familiares, en las amistades o en los visitadores de las parroquias. Todos deberíamos estar pendientes de los abuelos y mayores, estar cercanos y cuidarlos con todo cariño.

Los abuelos y los mayores no nos pueden ser indiferentes. La Iglesia los tiene presentes y sigue contando con ellos. Nunca se deja de ser cristiano, hijo o hija de la gran familia de los creyentes. Abuelos y mayores: Jesús y vuestra Iglesia cuenta con vosotros; no importa la edad. Vuestra «vocación es la de custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar a los pequeños» (Papa Francisco). Sois importantes para nuestra Iglesia diocesana.

Obispo de Segorbe-Castellón