Se afirma que los intelectuales en su mayoría apoyaban a la República y como en todo, habría que matizar.

Muchos huyeron del Frente Popular, entre ellos Menéndez Pidal, Azorín, Josep Pla, Fernández Flórez, Pío Baroja, Sánchez Albornoz, Severo Ochoa, Juan Ramón Jiménez, Eugenio d’Ors, Gómez de la Serna, Valls Taberner, Jardiel Poncela, Edgar Neville, Vicente Alexandre, etc.

Algunos lo intentaron pero no pudieron como Benavente o Dámaso Alonso. Otros que respaldaron la Republica, después se arrepintieron, querían una democracia liberal, no una dictadura del proletario ni la enorme destrucción de bienes culturales que se produjo. Entre ellos Unamuno, Marañón que dijo: «La República ha sido un fracaso trágico». Pérez de Ayala: «Gran tragedia, nunca pude concebir que hubieran sido capaces de tanto crimen, cobardía y bajeza». Ortega y Gasset con su famoso: «No es esto, no es esto».

Estos tres últimos tienen especial significado porque se consideraban los padres espirituales de la República. La peor parte se la llevaron los asesinados y muertos: Ramiro de Maetzu, Muñoz Seca, Ledesma Ramos, José Canalejas, Quadra Salcedo, Rufino Blanco, Melquiades Álvarez, Palacio Valdés, Hinojosa, Álvarez Quintero, Víctor Pradera, etc.

Se adhirieron al nuevo régimen el maestro Rodrigo, Foxa, Sánchez Mazas, Víctor de la Serna, Ridruejo, Laín, Torrente Ballester, Maravall, Rosales, Peman, Saenz de Heredia, Manuel Machado, Gerardo Diego, Mihura, Tono, Alfonso Paso, Marquina, Cossio, Cela, Jacinto Benavente, Arniches, etc. Y esa es la verdad.

Notario y doctor en Derecho