Querido/a lector/a, estos días tengo el corazón partido. Pero que quede claro que no es por lo que ahora dice A. Sanz ni por aquello de amar dos mujeres a la vez y no estar loco que cantaba Machín. ¡No! La cosa no va por ahí. Digo, simplemente, que una mitad la inunda la alegría del contenido del último libro (Viva el socialismo) del francés Thomas Piketty (uno de los más prestigiosos economistas europeos ). El hecho de observar cómo un liberal sensato es capaz de evolucionar y llegar a la conclusión de que el hipercapitalismo ha ido demasiado lejos y debemos empezar a pensar en un nuevo sistema social más parecido al socialismo y, sin duda alguna, más participativo, más federal, más democrático, más igualitario, más ecológico, más feminista, más... etc.

Y digo, también, y esto me duele porque es malo para las tierras y gentes de España, que la otra mitad la invaden las ocurrencias de Casado y parte de su peña PePera. Y es que, en España, lo conservador, la derecha, parece que no evoluciona. No miento si digo que sigue siendo algo así como nuestro mal nacional. Y que quede claro que no me refiero a la herida eterna, a eso de levantar y mantener dictaduras, de ser contraria a ciertos valores democráticos, de entregar la exclusividad moral a la iglesia... Habló y denunció lo de ahora: la no renovación de ciertas instituciones del Estado, lo que se ha dicho del mallorquín, el respaldo que ofrece en el Parlamento de Europa a las políticas de odio de Orban, el olvidar que la democracia reclama diálogo y acuerdo, los desvergonzados análisis que se hacen de la Segunda República, el no afrontar la corrupción, el negarse a que la política sea autónoma de los otros poderes y pierda su horizonte emancipador... En definitiva, que pasan los años y, con esta derecha carpetobetónica, se constata que no cambia casi nada. Por desgracia.

Analista político