Hermanos: todo tipo de arte que está soportando las inclemencias del tiempo es arte efímero. De forma más rápida o menos rápida. Pero arte efímero, al fin y al cabo. Está claro que si está hecho de granito o de bronce perdurará más en los siglos. Si está pintado sobre un edificio de los años 70 con pintura de los años 80, es muy fácil que cuarenta o cincuenta años después tenga problemas o la pintura o el edificio (que también es efímero si no se rehabilita).

En Fanzara, capital del MIAU, museo al aire libre, lo tienen muy claro. Incluso hay determinadas paredes medianeras que se pintan cada año con una obra de arte diferente. Porque lo que hay en Fanzara son obras de arte tan buenas o mejores que las que pueda haber en ninguna otra población de Castellón. Pero son conscientes del carácter efímero de este arte.

El museo debe estar vivo y no anclado en un pasado que se deteriora. El recuerdo del arte queda en nuestra cabeza, en fotos, en catálogos. Por lo tanto, no desaparece cuando muere. Queda mientras quede un documento que lo recuerde o alguien que lo evoque.

Ahora bien, las medianeras vistas de nuestras ciudades deben ser parte del soporte para este arte efímero, porque forman parte de nuestro paisaje y debemos integrarlo a través de grandes murales, de trampantojos, de enormes cuadros circunstanciales. Pero jamás pintarlas de blanco, rojo teja anti-humedad o dejarlas de cemento visto. Eso si que es un auténtico pecado para nuestro paisaje urbano.

Los propietarios tienen la obligación de soportar acciones para integrar sus medianeras en el paisaje y la administración debe gestionar estos museos de arte efímero al aire libre.

Urbanista