La Real Academia de la Lengua Española define el municipalismo como la expresión de la realidad municipal o aquella doctrina que la estudia. A menudo vemos, leemos, escuchamos aquella frase «es una demanda vecinal» tan recurrente que usan aquellos que gobiernan para justificar sus acciones y que tiene esa solvencia dialéctica que busca la resolución del debate.

En la gran mayoría de las escuelas de negocio, nos enseñan a tomar decisiones con respecto a las tres éticas existentes: la personal, la social y la global.

La ética global concierne a tener presente como afectan las decisiones a lo que nos rodea, al medioambiente, al mundo en general que junto con la ética social que afecta a las personas que se ven afectadas o beneficiadas por las acciones, tratan de eliminar aquellos factores negativos que puedan derivarse de cuando solo se atiende a la ética personal: como me beneficia o afecta a mi persona o partido.

Así vemos como en cada pleno municipal se debaten diversas propuestas que desde un tripartito cada vez más radical y extremista tratan de imponer aquellas acciones que claramente solo tienen en cuenta la ética personal bajo el paraguas que le ofrece la demanda vecinal o social, dejando de lado la realidad municipal.

Concejal de Ciudadanos en la Vall d’Uixó