La gasolina se paga ya a más de 1,4 euros el litro, el precio más alto de los últimos años y encareciendo el transporte, ha subido el 28% y los fletes marítimos hasta un 600%. Las bombonas de butano que normalmente bajaban en el periodo estival, este año suben un 21% y valen 15,37 euros.

Pero la estrella de las subidas y quizás lo que más nos perjudica es la electricidad, el megavatio ha subido un 265% y casi triplica los 40 euros que valía en el pasado 2020. Hace unos días marcó un nuevo récord de 110 euros, pero hay que recordar que puede llegar por ley hasta 180,3 euros y la bajada de IVA anunciada no llega ni será definitiva, ni se reforman tampoco los peajes de la electricidad. En ella inciden los permisos de emisión de carbono (CO2) que han subido un 53% y a los que nos sometimos de manera voluntaria, como casi todos los países civilizados. Mientras, los chinos hacen lo que les da la gana y nadie los cuestiona.

La inflación acumulada llega ya hasta el 2,5%. Suben las materias primas como el acero (un 370%), el carbón (un 83%) o el cobre (un 23%) y además los alimentos como el maíz (un 16%) o el café (un 43%).

Sube también la carne, mientras el hipócrita ministro de consumo Alberto Garzón la desprecia, y suben los cereales, los productos lácteos, etc. Y todo ello estando lejos de alcanzar los niveles de riqueza del 2020.

Mientras Pedro Sánchez se va de vacaciones a USA, donde no lo recibe nadie, ni hace nada más que el ridículo y tirar cortinas de humo, cada cual más estúpida que la anterior, para evitar que hablemos de lo importante, los muertos y la ruina en que un gobierno incompetente y un atajo de inútiles nos están sumiendo.

Notario y doctor en Derecho