Los Juegos Olímpicos encaran su recta final con una demostración diaria de lo que supone el esfuerzo, trabajo y dedicación en pro de un sueño deportivo. Cada cuatro años, los atletas de los cinco continentes nos dan al resto del mundo una lección de superación y nos recuerdan algunos de los mejores valores del ser humano. Entre ellos hay seis castellonenses que nos hacen sentirnos orgullosos de nuestras comarcas: Pau Torres, Sara Sorribes, Sebastián Mora, Lidón Muñoz, Pablo Herrera y Pablo Torrijos. La condición humana puesta a prueba. Ese es el verdadero espíritu olímpico, el de ir más allá. De una marca, de un récord o de una limitación.

Siempre he pensado que la política ha copiado más lo malo del deporte que lo bueno. Un cargo en la esfera pública es siempre una carrera de obstáculos, de fondo, en el que nunca debería primar como único objetivo la victoria a cualquier precio. He escuchado estas semanas a muchos deportistas que no han logrado medalla reivindicar el valor de competir, de haber hecho realidad el sueño de participar en una cita histórica. No todo es ganar medallas de oro, plata y bronce. Detrás de cada deportista, de todos, hay miles de horas de entrenamiento y años de sacrificio sin los focos de las cámaras de televisión. La gloria está en el camino, en haber intentado ir más allá de nuestra zona de confort, nunca en cruzar la meta.

Vacunación

Por desgracia tenemos un presidente del Gobierno que no lo ha entendido, como tantas otras cosas. Un responsable de Gobierno que recientemente decidió otorgarse la medalla de oro en los índices de vacunación. Así, tan zafio como suena. Sería casi cómico si esa carrera no hubiese costado más de 100.000 vidas en nuestro país. Me pregunto qué piensan los familiares de los fallecidos, de los ancianos abandonados en las residencias, de los médicos que tenían que fabricarse batas con bolsas de basura, de las palabras de su presidente. Un verdadero insulto en toda regla también contra los deportistas, manchando el valor de un premio al esfuerzo colectivo. Me alegro que usted se sienta muy feliz en los alto del pódium, señor Pedro Sánchez, pero qué cara nos ha salido su gloria.

El premio siempre es intentarlo, luchar por un sueño y dejarse la piel. No hay medallas para todos y, a menudo en política, no la recibe quien más ha merecido el metal. La cultura del éxito político solamente premia a los ganadores y olvida a los que no han logrado el mejor resultado. Las encuestas magnifican los logros de unos partidos y silencian los de otras formaciones. Es un todo o nada. Blanco o negro, izquierda o derecha, sin termino medio. Pero los datos olvidan lo más importante, que a veces se gana...y otras se aprende. Y la vida es un carrera que no acaba hasta el último suspiro. Es entonces el momento de hacer balance de nuestro paso por esta esfera. Quizás no suene el himno de tu país cuando llegue ese momento y no haya un estadio entero ovacionando tu actuación, pero solamente en ese instante sabrás si fuiste más alto, más rápido o más fuerte de lo que jamás hubieses pensado. Esa es la meta.

Portavoz de Cs en la Diputación y teniente alcaldesa de Benicàssim